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Feature News | Monday, April 10, 2023

El arte pone colores de esperanza en Camillus House

Personas sin hogar y otras con diferentes problemas aprenden arte en Camillus House

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MIAMI | En una noche fría en Coral Gables, Betty González tiritaba aun con una chaqueta y dos suéteres. Había perdido su trabajo como vendedora, y luego su apartamento. Pero algo la motivó a llamar al 9-1-1.

Dos amables agentes de la Policía la llevaron al albergue de Camillus House. Allí le dieron alimento, una cama y, lo que resultó de igual importancia: la ayudaron a descubrir su don para el arte.

Desde aquella noche a finales de diciembre, González ha aprendido a mezclar tonos pastel, acrílicos, acuarelas, e incluso rotuladores, en formas difusas y llenas de fantasía. Y al igual que otros alumnos de la clase de arteterapia en Camillus, hasta ha vendido algunos de los cuadros en exposiciones patrocinadas por el albergue.

“Dios mío, ¡esto es el paraíso!”, declaró González después de una clase. “Puedes expresarte. Puedes ser tú misma”.

Otros participantes en el programa se hicieron eco de sus palabras. Algunos han vivido en la calle. Otros tienen problemas de drogadicción o de salud mental. Pero los entrevistados consideran que la arteterapia es una bendición.

Barry Glenn muestra una de sus primeras pinturas de bailarines, en el programa de arteterapia de Camillus House.

Fotógrafo: James Dwight Davis

Barry Glenn muestra una de sus primeras pinturas de bailarines, en el programa de arteterapia de Camillus House.

“No sabía que era una artista”, dijo Immaculata Malivert, mientras alzaba la vista de su cuadro en colores pastel. Aseguró que acoge la terapia como un santuario frente a los problemas cotidianos.

“Afuera, la vida es complicada, con distintas personas que tienen sus propios problemas”, comentó Malivert. “Aquí consigo descargar mi cerebro. En este lugar soy muy feliz”.

Oscar Guzmán vive a menos de un kilómetro de distancia, pero acude a Camillus House después de su día de trabajo como empleado de mantenimiento, el cual comienza a las 5:30 de la mañana, para dedicar un par de horas a la terapia artística.

“Siempre busqué un lugar como éste, para tener alguien que me ayude”, afirmó Guzmán, quien asiste a la clase desde finales de noviembre. “Pintar me transporta a otro lugar, a otra dimensión. Es como si no estuviera aquí en la Tierra”.


AYUDA A LAS PERSONAS SIN HOGAR

El arteterapia es solo uno de los muchos servicios de Camillus House, dirigido por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. En 2015, los Hospitalarios se unieron a los Hermanitos del Buen Pastor, que habían sido invitados al Sur de La Florida en 1960 por el entonces Obispo Coleman F. Carroll para atender a un número creciente de refugiados e inmigrantes.

En la actualidad, el refugio alberga a más de 1,700 personas cada noche. Además, unas 400 se alojan en apartamentos de larga duración en el recinto.

Camillus no sólo ofrece alimentos, ropa y alojamiento, sino también terapia, ayuda médica, capacitación laboral y tratamiento por abuso de drogas. Los servicios han convertido a Camillus en el mayor y más completo apostolado para personas sin hogar en el Sur de La Florida.

"El señor David es un encanto", dice Paula Ventura de David Rohn, el instructor del programa de arteterapia de Camillus House.

Fotógrafo: James Dwight Davis

"El señor David es un encanto", dice Paula Ventura de David Rohn, el instructor del programa de arteterapia de Camillus House.

Desde 2016, el centro ha probado varias terapias, que incluyen no solo pintura y dibujo, sino música, yoga, jardinería y arte escénico.

“No tener hogar provoca mucha ansiedad y depresión”, explicó Hilda Fernández, directora ejecutiva de Camillus House. “Intentaremos todo lo posible para ayudar a que los clientes puedan manejar su ansiedad de forma positiva”.

El arteterapia tiene más de un objetivo. Ayuda a las personas a sacar a la luz sus dudas, temores, esperanzas y otros sentimientos, y plasmarlos en un lienzo. También intenta ayudarles a recuperar la confianza y el amor propio.

“Todos somos frágiles, pero estas personas lo son más”, comentó David Rohn, el instructor. “Necesitan reconstruir su identidad espiritual. El esfuerzo creativo es parte de ello”.

El programa puede revelarles talentos que desconocían. Los primeros cuadros de Barry Glenn mostraban bailarines en poses fluidas, alusión a su pasado como modelo y bailarín. Creció en Miami y estudió en el African Heritage Center (Centro del Patrimonio Africano). También trabajó como extra en algunas películas, como The Money Pit y Making Mr. Right.

Esa brillante carrera se vino abajo después de las drogas y un derrame cerebral, dijo. En 2016, encontró Camillus House, y luego descubrió un nuevo talento en el arte visual.


UN LUGAR DONDE ENCONTRARSE

Sus últimas obras son retratos de artistas como Bob Marley y Marilyn Monroe. También ha pintado un paisaje urbano, con pequeños espejos a modo de ventanas.

“La pintura me transporta a otro lugar, a otra dimensión”, dice Oscar Guzmán, quien participa en el programa de arteterapia de Camillus House.

Fotógrafo: James Dwight Davis

“La pintura me transporta a otro lugar, a otra dimensión”, dice Oscar Guzmán, quien participa en el programa de arteterapia de Camillus House.

Otro de los sueños de Glenn es escribir obras de teatro, y dijo que se ha puesto en contacto con varias agencias de talentos.

Ahora tiene un apartamento de una habitación en el recinto, donde dispone de tiempo para estar a solas y pensar. “Gracias a Dios por ese lugar”, expresó Glenn. “Allí me puedo sentar y encontrarme a mí mismo”.

El arte de Betty González también ha evolucionado. Su lienzo Flores de hadas mezcla los colores rosado, naranja, blanco y violeta en delicadas figuras. Otro, Pavo real de fantasía, tiene un diseño en forma de abanico con un acabado nacarado.

González incluso ha resumido su camino personal en una serie de cuatro cuadros. En el primero, un ser humano intenta luchar en un mundo de bloques de colores estridentes. En el siguiente, la persona camina hacia un arco iris.

En el tercer lienzo, el sujeto encuentra su lugar en el mundo. Por último, la persona comparte experiencias con otra.

En realidad, la serie se refiere a todos, explicó González. “Todo el mundo tiene que pasar por esas etapas, sin importar su posición en la vida. Todos somos iguales”.

Rohn, el profesor de arte, intenta conocer las inclinaciones artísticas de todos los alumnos que empiezan la clase. Si no tienen mucha destreza, puede pedirles que coloreen dibujos lineales. También les invita a ver los libros de arte. Examina el trabajo de cada persona, y le sugiere distintos enfoques. A veces, trabaja con ellos en sus obras. Y siempre elogia sus éxitos.

“Si lo relacionas con ellos, responderán”, afirmó Rohn. “Es tu momento, es para ti”.


“DIRECTO A NUESTRAS ALMAS”

Los alumnos también se dan cuenta de su carácter bondadoso.

Martha Cruz prefiere los trazos amplios y los colores vivos, ella es parte del programa de arteterapia de Camillus House.

Fotógrafo: James Dwight Davis

Martha Cruz prefiere los trazos amplios y los colores vivos, ella es parte del programa de arteterapia de Camillus House.

“El Sr. David es un encanto”, exclamó Paula Ventura, lo que provocó la sonrisa tímida de Rohn. “Nos quiere, nos comprende, nos inspira. Nos lo transmite directo a nuestras almas”.

Rohn es un artista desde hace cuatro décadas, y ha expuesto su obra principalmente en el Sur de La Florida, pero también en Nueva York, Los Ángeles, París y Berlín. Desde el año 2000, ha aumentado su preocupación por las calles de Miami y la gente que vive en ellas.

Uno de sus proyectos artísticos representó los “Nueve círculos del infierno”, de Dante, como escenas de pobreza en los alrededores de Miami. A Juan el Bautista no lo representó junto al río Jordán, sino en un charco de lodo debajo de un paso elevado.

Hace aproximadamente un año y medio, Rohn se enteró de que en Camillus House había una vacante en el programa de arteterapia, y se lanzó a cubrirla. Describe el trabajo como “súper gratificante”.

“Tengo trato con todos ellos”, dijo Rohn sobre sus alumnos.

Cada primavera, Camillus House expone las obras en colaboración con empresas locales. Con frecuencia, los asistentes a la exposición compran los cuadros; la mitad de lo recaudado se destina al artista y la otra mitad al refugio, para materiales de arte. Este año se vendieron más de dos docenas de obras en las tres exposiciones.

“Cuando veían que su obra se vendía, se les iluminaba el rostro”, exclamó Fernández, quien asistió a una exposición reciente en un banco de Coral Gables. “Para gente que ha pasado por tanto, fue una validación increíble en sus vidas”.

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