Esa fue la reacción de muchos de los homenajeados en el servicio del 65º aniversario de la Arquidiócesis.
El Arzobispo Thomas Wenski estuvo de acuerdo con ellos al conferir varios niveles de honores, incluida la Cruz del Jubileo, a casi 250 feligreses de todo el Sur de La Florida.
“Se les distingue no por ser diferentes”, dijo el Arzobispo en el servicio del 22 de octubre de 2023 en la Catedral de St. Mary. “Se les distingue porque representan la dedicación y la devoción que tan bien caracterizan a los feligreses de esta Iglesia local”.
Una multitud de más de 850 personas, muchas de pie, se congregó en la catedral para asistir a las vísperas solemnes, una de varias actividades con motivo del aniversario de la Arquidiócesis. La primera fue una Misa el 7 de octubre en la catedral, en la que el Arzobispo rindió homenaje a sus prelados anteriores, así como a los líderes de la comunidad. La tercera fue una gala en el centro de convenciones de Miami Beach, que incluyó la presentación musical del grupo de música soul “Earth, Wind and Fire”.
En las vísperas, el Arzobispo Wenski entregó varios galardones. Dos hombres ingresaron en la Orden de San Gregorio Magno. Cuatro personas recibieron la Cruz Papal Pro Ecclesia et Pontifice, por la evangelización y la atención a los fieles. Otras tres recibieron la Medalla Papal Benemerenti, una cruz griega con el escudo papal. Veinte más recibieron el Premio Primum Regnum Dei, el más alto honor de la Arquidiócesis, establecido por el Arzobispo Coleman F. Carroll, pastor fundador de esta diócesis.
“BIEN MERECIDA”
Entre los galardonados con la Benemerenti —que significa “bien merecida”— se encontraba el juez Steven Leifman, del tribunal penal del condado de Miami-Dade. La medalla la concede el Papa a personas de cualquier fe o ninguna, que promueven el Evangelio o buscan el bien común.
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El juez Steven Leifman recibe la Medalla Papal Benemerenti de manos del Arzobispo Thomas Wenski, durante las vísperas del 65 aniversario de la Arquidiócesis de Miami, el 22 de octubre de 2023, en la Catedral St. Mary.
El juez Leifman, quien asiste al Templo Beth Sholom, de Miami Beach, ha trabajado durante casi 24 años para desarrollar programas que ofrezcan tratamiento a las personas con enfermedades mentales, en lugar de permitirles entrar y salir continuamente de cárceles y hospitales.
En ese cuarto de siglo, los nuevos programas de desviación han reducido las detenciones y los tiroteos con policías, e incluso han ahorrado al condado 120 millones de dólares hasta la fecha, informó Leifman. Lo próximo será un centro residencial y de tratamiento integral en el noroeste de Miami.
“Me quedé atónito” cuando el P. Ryan Saunders, sacerdote-secretario del Arzobispo Wenski, le comunicó con un mes de anticipación que recibiría la medalla, dijo el juez. “El reconocimiento del Papa es un honor y una validación increíble del trabajo que he estado haciendo”.
Leifman se hizo eco de otros galardonados ese día. “A veces siento que recibo más de la gente a la que sirvo, de lo que doy. No hay mayor regalo que ver a la gente recuperarse”.
La lista de galardonados más larga fue la de la Cruz del Jubileo, concedida a dos miembros de cada una de las 109 parroquias arquidiocesanas. Establecido por el Arzobispo Wenski en 2018 con motivo del 60º aniversario de la Arquidiócesis, el premio Jubilaeum reconoce a quienes dan testimonio de la fe en el servicio a sus parroquias.
Los 218 galardonados, muchos de ellos matrimonios, fueron llamados a la parte delantera del presbiterio. Allí se les entregó un broche chapado en oro con un crucifijo con dos transeptos, que significa la autoridad de un obispo. Amigos y familiares observaban, y de vez en cuando irrumpían en vítores y aplausos.
Como hizo en la actividad de 2018, el Arzobispo Wenski reflexionó sobre el crecimiento de la Iglesia en el Sur de La Florida. Arrancó carcajadas cuando sugirió que el crecimiento comenzó no sólo con la afluencia de veteranos de la Segunda Guerra Mundial, sino gracias al aire acondicionado.
También señaló que la diócesis enfrentó su primera gran prueba apenas unos meses después de su nacimiento, cuando llegaron los refugiados que huían de la revolución cubana. Fueron sólo los primeros de muchos grupos que llegaron en busca de libertad, observó.
“Los desafíos pastorales de recibir y acoger a los recién llegados a nuestra Iglesia no son menos urgentes en la actualidad que cuando comenzó la diócesis en 1958”, aseguró el Arzobispo Wenski.
De ahí la necesidad de servidores que ayuden a la Iglesia con sus dones y su tiempo, continuó. Calificó el servicio como la vocación más elevada de todo cristiano, al destacar que incluso al Papa se le llama Servus servorum Dei, “Siervo de los siervos de Dios”.
“Al honrar las contribuciones de estos miembros de nuestra Iglesia local, nos recordamos a nosotros mismos que todos estos dones se dan no para obtener una recompensa personal, sino para la edificación de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo”, apuntó.
UN PLAN PARA TODOS NOSOTROS
Para algunos de los galardonados, una palabra usada con frecuencia fue “sobrecogimiento”. Una de ellas fue Barbara Romani, que ha pertenecido a Our Lady of Guadalupe en Doral durante 23 años. Ha trabajado con la iglesia como ministra extraordinaria de la Sagrada Comunión, presidenta del comité de finanzas, miembro del consejo parroquial, y coordinadora de los lectores en inglés.
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Vista de la plaza frente a la Catedral St. Mary durante la recepción que siguió a las vísperas del 65 aniversario de la Arquidiócesis de Miami, el 22 de octubre de 2023.
“Me siento sobrecogida; es una lección de humildad”, manifestó Romani. “En Our Lady of Guadalupe hay gente hermosa que hace mucho. No hago las cosas para obtener reconocimiento. Creo que Dios tiene un plan para todos nosotros”.
Donna Weddington, voluntaria de St. Bonaventure, en Davie, desde los años noventa, se hizo eco de sus sentimientos. Es ministra extraordinaria de la Sagrada Comunión y dirige la Cofradía del Rosario de la parroquia, cuyos miembros confeccionan rosarios para iglesias y misiones. También trabaja con las Columbiettes de los Caballeros de Colón, para envolver regalos para las familias atendidas por la Sociedad de San Vicente de Paúl.
Aun así, Weddington se lamentó porque “hay tanta gente en St. Bonaventure que hace tanto. No puedo imaginar lo difícil que debe ser seleccionar sólo a dos de cada parroquia. Es todo un honor. Me brotan las lágrimas sólo de pensarlo”.
Julie Williamson, de la iglesia de Corpus Christi de Miami, admiró la diversidad de los galardonados con el Jubilaeum: hombres y mujeres, anglos e hispanos, a menudo de las mismas parroquias.
“Me encanta la mezcla de culturas, la unidad de todo tipo de personas”, afirmó Williamson. “Estoy feliz de estar en el Sur de La Florida”. Williamson, abogada jubilada, es fideicomisaria del Centro del Patrimonio Cultural de Florida, creado por el P. José Luis Menéndez, de Corpus Christi. Trabaja pro-bono en una nueva clínica de inmigración junto con los Servicios Legales Católicos. Y es presidenta fundadora de los conciertos Martha/Mary.
“Todo el trabajo se dedica, de un modo u otro, a unir a la comunidad”, señaló.
Tras las vísperas, los homenajeados se colocaron de nuevo en fila, esta vez para una recepción en la plaza frente a la catedral. Allí les esperaban dos largas mesas con manjares servidos por un servicio de cantinas. El Arzobispo Wenski se unió a ellos para comer, charlar y posar para selfis con los feligreses.
Mirando a su alrededor, reflexionó: “La Iglesia del Sur de La Florida está muy viva. Nos esperan los mejores años”.