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Feature News | Monday, May 15, 2017

Arzobispo ordena nueve al sacerdocio

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MIAMI | Tienen entre 28 y 59 años de edad. Provienen de Guam, Filipinas, Líbano, Colombia, Perú y la India, así como de Miami. Y representan la clase de ordenandos más grande en décadas.

Nueve hombres recibieron el sacramento de las órdenes sagradas el 13 de mayo en una jubilosa Catedral de St. Mary donde muchos asistentes debieron permanecer de pie, mientras cientos más vieron la transmisión en directo en el sitio web de la Arquidiócesis.

Las historias del llamado al sacerdocio son tan diferentes como los nuevos sacerdotes. Basta decir que, para la mayoría de ellos, el camino a la ordenación tuvo desvíos. He aquí sus historias.

 

'Vida Jet Set'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Oswaldo Agudelo, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Oswaldo Agudelo, ordenándolo al sacerdocio.


El P. Oswaldo Agudelo, de 54 años, llega al sacerdocio después de una vida social muy activa como ejecutivo de relaciones públicas para Lufthansa, y más tarde como productor ejecutivo para Telemundo Internacional, galardonado con un Premio Emmy.

Nacido en El Carmen de Atrato, en Colombia, y el segundo de tres hermanos � su hermano mayor será ordenado el próximo año para la diócesis de Brooklyn � el P. Agudelo estudió arte en Barcelona y medios de comunicación en su natal Colombia. Es experto certificado en antiguas obras maestras de pintores famosos, e incluso tuvo una galería de arte en Coral Gables. También es experto en el conflicto en Medio Oriente, región que ha visitado en numerosas ocasiones. Se estableció en Miami hace 21 años y comenzó a asistir a la iglesia Little Flower, en Coral Gables.

"Yo era un católico dietético”, confesó. "Iba a Misa por obligación". Mientras tanto, llevaba una "vida social muy agitada", en la que disfrutaba de la vida nocturna, los viajes y los autos de lujo.

Eso cambió en 2005, cuando Telemundo cesó sus operaciones de noticias las 24 horas, en Miami. Pasó a trabajar con Univisión en Sacramento, California, pero la ciudad le aburría.

Una mañana, en su día libre, dio un paseo por el vecindario y terminó en un cementerio católico. Sentado en uno de los mausoleos, se dijo: "Voy a orar un Padre Nuestro por cada una de estas almitas". 

De repente, sintió una mano en su hombro. Era el guardia de seguridad. El cementerio estaba cerrando. Se había sentado a rezar a las 10 de la mañana y eran las 7 de la noche. "Pero me gustó", recordó, así que continuó regresando y pasandose horas en oración.

Pocos meses después dejó su trabajo, regresó a Miami y prácticamente se "encerró" a orar entre 12 y 13 horas al día. Tomó el turno de la adoración de 2 a 3 de la madrugada en la iglesia St. Raymond, en Miami, en donde a menudo le acompañaba el párroco de aquel entonces, el P. Jordi Rivero.

Una noche tuvo la valentía de preguntar: "Padre, ¿es muy difícil ser sacerdote?" El P. Rivero le respondió: "Estás listo. Ve a la oficina de vocaciones”.

"Nunca he sido más feliz en mi vida que ahora", dijo el P. Agudelo.

De la misma manera se sienten sus padres en Colombia. Cuando les dijo que entraría al seminario, le confesaron que habían estado rezando dos o tres horas al día para que dejara su vida social tan agitada.

"Lo que todo el mundo llamaba éxito, ellos lo veían como un apartarse del Señor”, dijo el P. Agudelo. "La gente dice: '¡Qué vida!' Pero era '¡Qué caída!' No cambiaría nada de eso por lo que estoy haciendo ahora".

Ha sido asignado a Our Lady of the Lakes, en Miami Lakes.

 

'El olvidado'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a James Arriola, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a James Arriola, ordenándolo al sacerdocio.

El P. James Arriola, de 28 años, nació en una base militar estadounidense en Japón. Es el tercero de siete hijos que tienen entre 10 y 33 años de edad. Su familia es de Guam y se mudaron allá cuando su padre se retiró de la Armada Naval de los Estados Unidos. James tenía 4 años. Admite que se sentía un poco perdido después de graduarse de la escuela secundaria.

"Pensaba en casarme, estudiar una carrera. Pero nada concreto". Aunque a los 13 años se había unido a una comunidad del Camino Neocatecumenal, "no sentía inclinación hacia el sacerdocio".

Luego asistió a un retiro, y en la Misa de clausura el sacerdote predicó: “Si sientes un llamado, no tengas miedo. ¿Qué tienes que perder? Estaba reflexionando sobre mi vida y pensé, No tengo nada que perder. ¿Por qué no lo intento?", recordó el P. Arriola.

No es el mayor ni el menor de su familia, por lo cual a menudo se sentía como "el olvidado". Pero ahora se da cuenta de que Dios "me llevó a ese punto para mostrarme que me ama". Y una vez que experimentó ese amor, “me mostró que esta vocación es para mí".

Ingresó en el Instituto Teológico Católico para Oceanía “Beato San Diego Luis de San Vitores”, afiliado a la Universidad Lateranense de Roma. Cuando el seminario Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal abrió sus puertas en Miami, en 2011, fue elegido como uno de sus primeros 12 seminaristas.

"Siempre me sentí llamado a las misiones y a experimentar otros lugares", dijo el P. Arriola. Acerca de su vocación, añadió: "Es Dios que muestra su amor por mí, así que espero poder mostrarle Su amor al mundo".

Ha sido asignado a St. Katharine Drexel, en Weston.

 

'Vendedor estrella'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Edgardo "Gary" De Los Santos, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Edgardo "Gary" De Los Santos, ordenándolo al sacerdocio.

El P. Edgar "Gary" De Los Santos, de 54 años, nació en la ciudad de Zamboanga, Filipinas, es el más joven de seis hijos. Tiene una licenciatura en administración de empresas y llegó a Estados Unidos en 1991 para trabajar como banquero de inversiones. Se instaló en Miami Shores, y se unió a la parroquia St. Rose of Lima, donde asumió por primera vez los deberes de sacristán y eventualmente trabajó como administrador parroquial.

De alma aventurera y competitiva, tomó clases culinarias vespertinas en la universidad Johnson & Wales, en North Miami, y abrió su propia compañía de banquetes. Ha participado en el Tough Mudder y en 17 medio-maratones; estuvo clasificado como "vendedor estrella" en eBay; ganó un concurso de comer pastel de limón, en Key West, y un auto Honda Element de una estación de radio local; e incluso solicitó competir en el programa "Chopped", de Food Network.

"No me cogerás viendo televisión", dijo. "Dentro de veinte años podré decir que mi vida es colorida. Tengo muchas historias que contar”.

Comenzó a discernir la vocación al sacerdocio en el 2009. Se acuerda en particular de una noche en que cerraba la iglesia después de una boda. Solo, en la oscuridad, se dirigía hacia la sacristía cuando vió el crucifijo en el altar. "Era lo único iluminado. De repente me pregunté: ¿Y si te conviertes en sacerdote?”

Había olvidado por completo que, cuando era niño, solía jugar a ser sacerdote, y utilizaba como hostia el cartón blanco dentro de la tapa del frasco de Nescafé.

"Quiero retos", dijo el P. De Los Santos, y el destino se los ha presentado. Lo dejó todo para entrar al seminario, donde siempre fue el mayor de los estudiantes. Su madre y una hermana fallecieron durante sus primeros tres años de estudios.

"Los desafíos siguen llegando, y Dios me ayuda mucho", aseguró. "Dios estuvo conmigo todos esos años, y siempre lo estará".

El Padre De Los Santos ha sido asignado a St. Gregory en Plantation.

 

'En busca de señales'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Luis Flores, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Luis Flores, ordenándolo al sacerdocio.

El P. Luis Flores, de 41 años, admite que su vocación fue tardía. Nació en Lima, Perú, y es el mayor de tres hermanos, Su familia se trasladó a Estados Unidos en 1983. Tras un año de residir en Miami, se mudaron a Washington, D.C., donde su padre encontró trabajo en la radio del gobierno. Al regresar a Miami en 1996, Luis comenzó a trabajar como gerente de proyectos para una compañía de sistemas de seguridad. Su madre le insistía que se mantuviera cerca de la Iglesia, y se unió a la parroquia Our Lady of Lourdes, en Kendall, "pero sentía que no sacaba nada de eso".

Un día participó en un retiro de Emaús. "Fue entonces cuando comencé a sentir atracción por esta vida de servicio", recordó. "Le pedí señales a Dios".

La mayor llegó a través de sus padres. Recuerda la reacción de su madre cuando le dijo: "Creo que el Señor me está llamando". Ella inclinó la cabeza y dijo: "Gracias a Dios", y susurró: "Ahora entiendo".

Cuando le preguntó qué significaba eso, ella respondió: "Algo en mi corazón me dijo hace un mes que orara para que uno de mis tres hijos fuera consagrado al Señor".

"Entonces elevé la vista y dije: 'Dios, esa estuvo buena'", recordó el P. Flores.

Lo mismo ocurrió cuando le informó a su padre. "Tuve un sueño" de que ya eras sacerdote, su padre le respondió. "Fue como si Dios me diera en la parte de atrás de la cabeza con un tablón de dos por cuatro", dijo el P. Flores.

También comprende que tuvo que alejarse de sus propios planes y deseos para responder al llamado al sacerdocio.

"Lo que yo entendía sobre el matrimonio era distinto a lo que Dios entendía sobre el matrimonio para mí. Dios quería que tuviera una esposa aún más grande � la Iglesia. Quería que no solo tuviera dos hijos, sino muchos hijos de todo tipo, de todas las razas", dijo el P. Flores.

Ha sido asignado a la parroquia de Little Flower, en Coral Gables.

 

'Corriendo hacia Dios'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Joseph Maalouf, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Joseph Maalouf, ordenándolo al sacerdocio.

Con 59 años, el P. Joseph Maalouf es el mayor de la clase de ordenandos de este año. Trae mucha experiencia al ministerio. Nació en el Líbano y fue ordenado diácono permanente de la Arquidiócesis, fue propietario y gerente de un taller de reparaciones, y habla árabe, francés, inglés y español, que aprendió en Miami después de llegar aquí en 1983. También estuvo casado por 21 años y tiene dos hijas adultas.

"Tenía 11 años cuando sentí el llamado por primera vez", dijo. "Decidí hacer otras cosas". Pero el llamado nunca cesó. "Dios ha estado llamando por mucho tiempo. Por mi debilidad humana, no quería darle más”.

Tras obtener una anulación matrimonial, en 1999, se involucró mucho en su parroquia St. John Neumann, en Miami. Su párroco, Mons. Pablo Navarro, le preguntaba: "¿Qué esperas?"

“Tenía miedo”, admitió el P. Maalouf. "¿Estoy huyendo del mundo? ¿Me voy a esconder en la Iglesia? Si así era, no quería hacerlo." Después de "una larga oración", se dio cuenta de que "yo no estaba haciendo cosas para huir del mundo. En realidad, corría hacia Dios”.

Entró en el programa del diaconado en 2005. Pero seis meses después de su ordenación en diciembre de 2010, sintió el llamado al sacerdocio. Recuerda el momento exacto. Asistía como diácono en una Misa fúnebre cuando "sentí mi corazón estallar de alegría... Me di cuenta que estaba siendo llamado al sacerdocio. Me llamaba a estar allí, consagrando".

En lugar de estudiar en el Sur de La Florida, fue enviado a lo que se conoce como un seminario de "segunda vocación", el Seminario Nacional Papa San Juan XXIII, en Weston, Massachusetts. Los últimos cinco años, lejos de la familia, los amigos y su comunidad parroquial no han sido fáciles, pero "Dios se encargó de todos mis temores, y todas mis dudas".

Espera utilizar su experiencia para ayudar especialmente a las parejas y a los adolescentes “porque sé por lo que están pasando. He estado en esas situaciones, no solo por mi cuenta, sino con mis hijas”.

Ha sido asignado a la parroquia de All Saints, en Sunrise.

 

'Hijo pródigo'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Luis Pavon, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Luis Pavon, ordenándolo al sacerdocio.

El P. Luis Pavón, quien cumplirá 36 años el 20 de mayo, es algo particular: nació en Miami, en el Mercy Hospital, y se graduó de la escuela St. Michael the Archangel y de la escuela secundaria Christopher Columbus. Es el segundo de cuatro hermanos, y recuerda haber sido criado en un "ambiente de fe", aunque eso no incluía la asistencia regular a la Misa dominical.

Después de obtener una licenciatura en inglés de FIU, trabajó en una empresa de mercadeo y en otros "trabajos relacionados con el inglés". También se "abandonó" al mundo. No cuestionaba su fe. No buscaba la verdad. Solo estaba convencido de que "era imposible vivir como Cristo nos ha llamado".

Ahora asegura que "el mundo es un amante infiel. No trata bien a los que ceden a sus caprichos”.

A los 25 años, impulsado por la muerte del Papa Juan Pablo II, hizo un regreso radical a la Iglesia. Decidió convertirse en monje y pasó tres meses en un monasterio trapista en Conyers, Georgia. "Pensé que iba a encerrarme y apartarme del mundo para hacer penitencia por mis pecados".

Cuando eso no funcionó, comenzó a asistir a la Misa en la iglesia St. Augustine y el Centro Católico para Estudiantes, en Coral Gables. Pronto estaba dirigiendo el grupo de adultos jóvenes y servía como sacristán. Continuó su discernimiento del llamado al sacerdocio, y percibió que el Señor aliviaba sus temores, y le dejaba saber que "esta vez sería diferente".

Su historia es bíblica, aseguró. "El hijo pródigo regresa y sabe realmente quién es". Espera que la experiencia le convierta en un mejor sacerdote, uno más abierto a la necesidad de los fieles por la misericordia de Dios.

"Tengo un conocimiento íntimo del pecado y un conocimiento íntimo del hambre de Dios", dijo. "Creo que entiendo por qué ese hambre (existe) en los demás, y les invitaré a participar del banquete que se me ha ofrecido”.

El Padre Pavón ha sido asignado a Our Lady of Guadalupe, en Doral.

 

'Ciencia y Fe'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Alexander Rivera, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Alexander Rivera, ordenándolo al sacerdocio.

El P. Alex Rivera, de 29 años, nació en Winston-Salem, Carolina del Norte, pero creció en Miami. El mayor de cuatro hermanos, se graduó de la escuela Our Lady of the Lakes, en Miami Lakes, y de la escuela secundaria St. Thomas Aquinas, en Fort Lauderdale. Su familia � madre peruana, padre puertorriqueño � siempre ha estado involucrada en la Iglesia, y la idea del sacerdocio le vino por primera vez en la escuela intermedia.

Pero también se sintió llamado a la medicina, y obtuvo una beca académica para Duke University, en Carolina del Norte. Durante su primer año allí, "de verdad comencé a sentir fuertemente el deseo de ser sacerdote". Pensó: "Hay muchas personas que quieren ser doctores, pero no he conocido a nadie que quiera ser sacerdote".

Habló con su párroco, el fallecido P. James Murphy, de Our Lady of the Lakes, quien le sugirió que terminara su licenciatura y luego considerara el seminario. Así que regresó a Miami y obtuvo su licenciatura en biología de FIU mientras participaba más en su parroquia. Le resulta irónico que su paso por Duke le convenciera de su vocación.

"Tuve que regresar a Carolina del Norte, donde nací, para darme cuenta de lo que el Señor quería", dijo. "Antes, estaba muy preocupado. ¿Estaré haciendo lo correcto? Pero cuando dije que sí, sentí mucha paz".

Señaló que el P. Murphy le ofreció "muy buen consejo" al sugerir que continuara sus estudios en biología. Junto con todo lo relacionado con Francia, la biología continúa siendo una pasión en su vida. Él no ve dicotomía alguna entre la ciencia y la Fe.

"Contemplar la naturaleza y la creación es como observar la mente de Dios en acción. Eso puede ser oración", dijo Rivera.

Ha sido asignado a Epiphany, en Miami.

 

'Pandebono: Buen pan'

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Juan Carlos Salazar, ordenándolo al sacerdocio.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Arzobispo Thomas Wenski le impone las manos a Juan Carlos Salazar, ordenándolo al sacerdocio.

El P. Juan Carlos Salazar, de 41 años, llegó a Estados Unidos cuando tenía 25 años, procedente de su natal Antioquia, Colombia. Es el segundo y único varón entre cuatro hermanos, y cuenta con un grado en administración de empresas. Trabajaba para un negocio familiar en su país de origen, por lo que viajaba con frecuencia a Nueva York y Los Ángeles.

"Así fue como me sentí atraído por explorar nuevos horizontes, por una nueva vida, por el sueño americano", dijo.

Pero una vez que se estableció aquí, su grado académido no contaba, y comenzó a trabajar en un almacén por $5.15 la hora, primero en limpieza, luego en inventario, y eventualmente combinando tareas de mensajero y haciendo la contabilidad. Tenía una novia, y asistía a la iglesia Our Lady of Lourdes, en Kendall. Fue entonces cuando "el sueño de Dios" comenzó a sustituir los suyos.

"Pensé que era una locura que el Señor me estuviera llamando", recordó. Pero un día, mientras oraba ante el Santísimo Sacramento, dijo: "Sí. Si eso es lo que usted quiere para mí, abra las puertas. Y (Dios) comenzó a abrir las puertas poco a poco".

Al parecer, demasiado rápido. Se reunió con el director de vocaciones de la Arquidiócesis en esa época, el P. Manny Alvarez, ahora párroco de Immaculate Conception, en Hialeah, y le informaron que tendría que estudiar nueve años, principalmente filosofía e inglés. "Salí corriendo", dijo, mientras pensaba que, "eso no es para mí".

Para entonces, había cambiado de trabajo. Ahora trabajaba para la panadería de su familia, haciendo "pandebono", un pan colombiano de queso cuyo nombre literalmente se traduce como "buen pan". Se le ocurrió una idea: "Estoy haciendo este pan, y el Señor me está llamando al sacerdocio. Es otro pan que voy a amasar”.

Se reunió de nuevo con Mons. Roberto Garza, el nuevo director de vocaciones de la Arquidiócesis y ahora rector del seminario St. John Vianney, en Miami. "Estás listo", le dijo Mons. Garza. Aun así, en cada paso del proceso � completar la solicitud, someterse a la evaluación psicológica � él seguía pensando: "Voy a probar que esto no es para mí".

Pero Dios continuaba abriendo puertas. "La vocación se discierne poco a poco. Es un proceso de enamoramiento, de conocerse uno mismo", dijo el P. Salazar.

Ha sido asignado a St. Thomas the Apostle, en Miami.

 

'Para los sordos'

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El P. Mathew Thomas, que cumplió 49 años el 9 de mayo, es natural de Kerala, India, y estudió economía en la Universidad Mahatma Gandhi, en Kottayam, India. Es uno de seis hijos cuyo hermano mayor ha fallecido, tiene muchos amigos sacerdotes y viene de una familia con "muchas monjas". Una prima trabaja con las Misioneras de la Caridad en Libia, otra está en Austria y dos más sirven en la India.

Enseñó estadísticas y economía mundial antes de discernir su vocación al sacerdocio. Después de pensarlo durante tres o cuatro años, entró al seminario de Bangalore, India, en el 2002. Un accidente de moto le hizo perder cuatro años de estudios y lo dejó con una leve cojera. También modificó su vocación a una centrada en el servicio a los discapacitados.

Eso es lo que lo trajo a Estados Unidos hace tres años, después de terminar su maestría en divinidad en la Universidad de Cristo, en Bangalore. Se unió a una comunidad religiosa recién fundada, los Misioneros Dominicos para Sordos y Discapacitados, y ha pasado los últimos tres años en Texas, Nueva York y Missouri aprendiendo el lenguaje de señas estadounidense y perfeccionando su inglés. También sirvió en Schott Communities, en Cooper City.

"Es muy difícil para mí venir a Estados Unidos", dijo el Padre Thomas. Ningún miembro de su familia pudo venir desde la India para su ordenación. Pero anhela escuchar confesiones y celebrar la Misa en el lenguaje de señas.

Dijo que muchas personas sordas se están uniendo a congregaciones protestantes en el condado de Palm Beach "porque no tenemos sacerdotes católicos aquí" para servirles. Su ordenación posiblemente cambiará esa situación.

El P. Thomas ha sido asignado a St. Paul the Apostle, en Lighthouse Point.

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