By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | A los 18 años, Julio Soriano ha vivido su vida en una burbuja católica.Ha sido monaguillo en la iglesia Sts. Peter and Paul, en Miami, por más de una década. Se graduó de la escuela primaria parroquial y, en mayo pasado, de la escuela secundaria Immaculata-La Salle, donde dirigió retiros para sus compañeros.
“Sé que Dios está ahí”, dijo.
Pero mientras planea sus clases en el Miami-Dade College, quiere asegurarse de continuar “haciendo tiempo para Dios”. Quiere equilibrar su vida de estudiante con su Fe, su participación en la parroquia y las eventuales exigencias de su carrera. Sabe que se enfrentará a algunas dificultades.
Hablar de Dios, dijo, “es algo que le cae mal automáticamente a la mayoría de mis amigos. Hablo de las bendiciones que nos da sin usar su nombre”.
El P. Rafael Capó, quien frecuentemente celebra Misas en Sts. Peter and Paul, reconoció el liderazgo potencial de Soriano. Así que lo invitó a un nuevo programa —el Instituto Veraniego de Liderazgo para Jóvenes Latinos— ofrecido por la Oficina Regional del Sudeste para el Ministerio Hispano, que dirige el sacerdote.
Soriano fue uno de los aproximadamente 50 jóvenes adultos, todos estudiantes universitarios, que asistieron del 20 al 26 de julio, en la sede de la oficina regional de Miami, más conocida como SEPI. Los jóvenes adultos eran todos como Soriano, fluidos en inglés y español, cómodos en ambas culturas y activos en la Iglesia.
El objetivo es ayudar a estos jóvenes a aferrarse a su Fe mientras van entrando al mundo adulto, y prepararlos para ser evangelizadores entre sus contemporáneos, especialmente los llamados “nones”.
El centro de investigación Pew define a los “nones” como “ateos o agnósticos, o que su religión no es nada en particular”. La etiqueta, según el centro Pew, se aplica al 35 por ciento de los mileniales (los nacidos entre 1981 y 1996), en comparación con cerca del 16 por ciento de los mileniales que se identifican como católicos.
“Por su proximidad como jóvenes, pueden invitar y atraer a los que no están afiliados, a los nones”, dijo el P. Capó. “Ellos pueden marcar la diferencia en las universidades”.
Elegidos y patrocinados por sus parroquias o diócesis, los jóvenes representaron a Miami y a otras 29 diócesis de los nueve estados del sureste atendidos por el SEPI. Esos estados —La Florida, Georgia, Alabama, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Kentucky, Louisiana, Mississippi y Tennessee— tienen una población de más de siete millones de hispanos, la mayoría de ellos jóvenes, dijo el P. Capó.
Una donación del Instituto Our Sunday Visitor ayudó a pagar el programa, que responde a las necesidades identificadas en el V Encuentro Nacional para el Ministerio Hispano y el Sínodo Mundial de los Jóvenes.
Después de comenzar con un retiro, los participantes escucharon charlas sobre el liderazgo en la Iglesia, el discernimiento vocacional, la presencia de católicos hispanos en los Estados Unidos, la ética de la vida, las finanzas, la teología del cuerpo, y el trato con diferentes culturas.
También recibieron consejos de varios profesionales sobre “cómo vivir como católicos hispanos en el mundo profesional”, dijo el P. Capó.
Una de los ponentes se centró en los medios sociales. María Alejandra Rivas, una joven adulta que trabaja como especialista en medios digitales en la oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Miami, instó a sus compañeros a ser “influyentes para Cristo” en las plataformas de los medios sociales. “Cada uno de ustedes es un comunicador”, dijo Rivas.
Basó su charla en el mensaje del Papa Francisco, de enero de 2019, por la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en el que el pontífice señala el impacto positivo y negativo de las redes sociales, en el sentido de que crean comunidades, pero al mismo tiempo pueden crear “ermitaños sociales”.
Y esas comunidades basadas en la web a veces dividen a la gente más de lo que la unen, creando cámaras de eco para aquellos con puntos de vista similares, o permitiendo la publicación de comentarios que pocos dirían cara a cara.
Rivas recordó a los jóvenes adultos que sus mensajes en los medios sociales deben apuntar menos a convencer y más a informar.
El alcalde de Miami, Francis Suárez, también habló con el grupo, ofreciéndole este primer consejo: “Hazte amigo de un sacerdote”.
Suárez es feligrés de Little Flower, en Coral Gables, y padre de dos niños pequeños. Dijo que se esfuerza por lograr el equilibrio en su ocupada vida: hacer tiempo para Dios, para la familia, para el trabajo y para su propia salud física. En su caso, le gusta hacer ejercicios en el gimnasio.
Subrayó que es necesaria una vida espiritual y les dijo a los jóvenes: “Abracen la rutina” de la Fe. Esto significa ir a Misa todos los domingos sin importar dónde se encuentren, utilizando los diversos recursos espirituales y prácticos que ofrece la Iglesia, y enfocándose cada día en lo que el Papa Francisco ha enfatizado: “¿Cómo tratamos a nuestros vecinos?”.
La Fe “es como el ejercicio”, dijo Suárez. “Tienes que trabajar espiritualmente”.
El instituto, de una semana de duración, no será el final de la formación de los jóvenes adultos.
El P. Capó dijo que cada participante recibirá tutoría el próximo año, ya sea de un sacerdote o de un profesional laico, para ayudarles a crecer en su Fe. Los jóvenes también serán invitados a volver al SEPI el próximo verano para un seguimiento de una semana de duración.