'El matrimonio es la belleza del amor llevado a la plena madurez'

By Rocio Granados - La Voz Catolica

Photography: CRISTINA CABRERA JARRO | FC

MIAMI | Cuando se conocieron, “a mí no me caía bien: es más, no me gustaba”, dijo María Cabrera de su esposo, Juan.

“Ella era cliente del taller donde yo trabajaba y le dejaba siempre un tornillito flojo en el carro para que volviera al taller”, dijo el esposo.

Ella le decía que estaba un poco viejo, porque él es mayor por 10 años y ella le sugería que saliera con gente de su edad. Pero él insistía. “Me dejaba clavelitos en el carro por las mañanas o tarjetitas que tenía un dicho de lo más lindo, de amor”, recordó María.

Hasta que un día, “dije: éste es el que va a ser, y ahora son 40 años y aquí estamos”, recordó Maria.

Ambos eran divorciados y pudieron anular sus matrimonios y se casaron por la Iglesia.

Estos 40 años han pasado “muy rápido” y ha sido “trabajoso”, dijo María, y agregó, “pero no recuerdo en sí malos momentos. Las cosas de la vida son difíciles porque el matrimonio no es fácil. El matrimonio es una balanza, algún día él está de mal (humor) y yo quiero ahorcarlo. Un día yo estoy de mal y estoy segura de que él me quiere coger por el cuello, por eso es una balanza que uno tiene que aprender a siempre tratar de ir hacia el medio para mantener esa relación”.

María también compartió un consejo: “la persona que se case pensando en que, si esto no funciona, me divorcio, que no se case, porque no va a funcionar”.

Porque como dice el dicho: “Para bien o para mal, hasta que la muerte nos separe”, dijo María después de la Misa para homenajear a las parejas que cumplen aniversarios de matrimonio por la Iglesia Católica, celebrada por el Arzobispo Thomas Wenski el 15 de febrero en la Catedral St. Mary de Miami.

La Misa, que originalmente se realizaba para homenajear a las parejas que cumplen uno, 25 y 50 años de matrimonio, ahora también rinde homenaje a parejas que cumplen otros aniversarios. Este año participaron 135 parejas, de las cuales, la mayoría celebraban más de 50 a 65 años de matrimonio.

Este evento anual siempre se realiza el fin de semana más cercano al Día de San Valentín, y también coincide con la Semana Nacional del Matrimonio, que este año se celebró del 7 al 14 de febrero.

El Arzobispo Thomas Wenski señaló durante su homilía que, según las estadísticas, hoy en día menos de la mitad de los hogares estadounidenses están formados por parejas casadas y, por primera vez en la historia, hay más personas que no están casadas; en esta categoría se incluye a los que nunca se han casado, a los que todavía no se han casado y a los divorciados. “Es un problema serio que afecta a sus hijos y a sus nietos”, dijo.

Pero, “hoy, en estas parejas, vemos la belleza del matrimonio, la profundidad y la belleza del amor llevado a la plena madurez; un amor maduro que conoce la verdadera libertad porque está comprometido, un amor probado y purificado en el crisol del sufrimiento y el sacrificio”, indicó el Arzobispo.

“El matrimonio es difícil, el matrimonio es duro, pero ‘benditos sean’, porque Dios no les niega su gracia”, agregó el Arzobispo y varias parejas con sus historias le dieron la razón.

 

REGRESA AL PRINCIPIO

Gisela y Manuel Alfonso se conocieron el 31 de diciembre de 1975, esperando el año nuevo. Después de un mes él le pidió que fueran novios y después de un año se casaron en la Catedral St. Mary, hace casi 50 años.

A Manuel, le enamoraron “los ojos” de Gisela. Para ella, el que se casaran fueron “los planes de Dios”. Y para llegar a los 50 años de matrimonio, “hay que tener mucha paciencia, orar mucho y pedirle al Señor”, dijo Gisela.

Cuando tengas un problema, “acuérdate de qué fue lo que te enamoró; regresa al principio, que fue lo que te enamoró”, dijo Manuel.

 

TODO LO QUE LE PEDÍ A DIOS, ME LO DIO

Carolina y Roberto Ramírez se conocieron hace casi dos años. En esa época, Roberto asistía a la parroquia St. John Bosco, en Miami, y una amiga de la iglesia le dijo que la Virgen le traería una novia nicaragüense, como él. Pero, él le pedía a la Virgen una novia “americana”. Luego se mudó y empezó a asistir a la parroquia St. Raymond, en Miami, donde conoció a Carolina, que era una novicia de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María. “Ella todo el tiempo andaba tan alegre”, dijo Roberto, que empezó a pedirle a Dios una novia americana.

Carolina, al principio no estaba abierta a salir con nadie, pero dijo que fueron sus hermanas de las Siervas de los Corazones las que la animaron a verlo como un amigo y salir con él.

“El Señor va abriendo el camino que Él quiere. Fue abriendo mi corazón”, dijo Carolina.

Después de un tiempo de novios, Roberto se enteró de que Carolina nació en este país, de padres nicaragüenses, y fue novicia. “Fue como que todo lo que se lo había pedido me lo dio; así exactamente y todo ha sido una bendición de Él”, dijo Roberto.

Para pedirle matrimonio, Roberto le dijo al Señor: “Si estás solo en el Santísimo, le pido matrimonio’. Ese día entramos, y estaba solo, y dije este es el día”, dijo Roberto y ella le dijo que sí y se casaron hace un año.

“EL NEGRITO TIENE LA CULPA”

Después de enviudar. Dani Rodríguez y Avelino Pérez se conocieron a través de una página de citas en línea para católicos, hace dos años. Rodríguez vivía en su natal Perú y Pérez, en Miami.

Su relación empezó cuando Dani vio en el perfil de Avelino que era devoto de San Martín de Porres, un santo peruano de quien ella también era devota. Aunque Avelino no recuerda cómo apareció esa devoción en su perfil, piensa que fue su madre, que sí era devota, la que “me susurró del cielo”, dijo.

Después de 9 meses de conocerse, se casaron hace un año en la iglesia St. Martin de Porres en Homestead, “sí, porque como él dice: el negrito tiene la culpa”, dijo sonriendo Dani.

“Estamos muy felices y nunca hemos peleado”, señaló Dani, agregando que como ambos tienen experiencia en el matrimonio —él 30 años y ella 28— “ahora lo estamos haciendo mejor y estamos en otra etapa de nuestra vida”.

Las parejas que participan de la ceremonia reciben una flor y tienen la posibilidad de tomarse una fotografía con el Arzobispo Wenski. Al final, reciben un certificado por su participación. Este año, las fotos y los certificados fueron enviados electrónicamente.