By Emily Chaffins -
DORAL | Tan pronto como Nicholas Rousseau se enteró de que su club de la escuela secundaria Christopher Columbus participaría como voluntario en la iniciativa de Box of Joy (Caja de Alegría), en el Centro Nacional de Detección, en Doral, “aprovechó la oportunidad de inmediato”.
“Vine el año pasado con un grupo de Columbus, y pasé un tiempo fantástico”, contó el alumno de duodécimo grado, y feligrés de la parroquia St. Thomas the Apostle, de Miami. “¡Me da mucha alegría estar aquí en Box of Joy! Llego feliz y me voy feliz”.
Cada año, desde hace aproximadamente una década, Box of Joy envía regalos de Navidad a niños necesitados alrededor del mundo. El programa está organizado por Cross Catholic Outreach, un ministerio internacional sin propósito de lucro que trabaja en más de 30 países para proporcionar a los pobres acceso a alimentos, agua, vivienda, educación, atención médica, ayuda en casos de catástrofe, y mucho más. El 10 de diciembre, la revista Forbes clasificó a Cross Catholic Outreach en el puesto 42 entre las 100 organizaciones benéficas más importantes de los Estados Unidos.
El 12 de diciembre de 2024, más de 30 estudiantes de Stand for the Silent, el club antiacoso de Columbus, ayudaron a armar las Cajas de la Alegría en Doral. Los estudiantes revisaron el contenido de las cajas para asegurarse de que cumplían las normas aduaneras, y las prepararon para su envío. Las Cajas de la Alegría están llenas de artículos como juguetes, productos de higiene, material escolar, ropa, rosarios y un folleto de la “Historia de Jesús” en tres idiomas. Estos artículos son donados por iglesias, escuelas, ministerios y organizaciones de todo el país. Una vez revisadas las cajas, este año se enviarán a niños y niñas entre 2 y 14 años en casi 10 países. Si alguno de los artículos no cumple los requisitos aduaneros, Cross Catholic Outreach lo dona a organizaciones benéficas de Miami para que le den un buen uso.
Según Scott Gustafson, coordinador de voluntarios de Box of Joy, el año pasado se enviaron más de 133,000 cajas. Un promedio de 1,500 voluntarios participa en el centro de detección de Doral cada temporada para que Box of Joy pueda ser una realidad.
“Tengo una nieta de 4 años, y la Navidad es una época maravillosa para ella. Es muy afortunada y recibe muchos regalos”, dijo Gustafson. “Es importante que estos niños reciban a través de Box of Joy algo que normalmente no recibirían”.
“Algunas personas dicen que estos niños necesitan alimento y agua; así es, y Cross Catholic se los proporciona”, añadió el coordinador de voluntarios. “Pero, imagínate ser un niño y recibir un regalo que nunca te darían. Por ejemplo, uno de sus objetos favoritos son los balones de fútbol, porque grupos de niños pueden jugar con ellos”.
Esto es exactamente lo que motivó a Michael Say, estudiante del duodécimo grado en Columbus, y feligrés de la parroquia de St. Thomas the Apostle, en Miami a ayudar.
“Box of Joy es especial porque muchos de estos niños no tienen juguetes con que divertirse. Los regalos que reciben de Box of Joy pueden ayudarles a pasar más tiempo juntos y a divertirse más”, opinó Say.
“Creo que mucha gente no da importancia a los regalos, pero lo cierto es que muchos niños se despiertan en Navidad sin ellos”, añadió Rousseau. “Es muy triste. La gente no debería subestimarlo”.
Adrián Cardero, también del duodécimo grado, estuvo de acuerdo.
“Esta caja puede transformar su temporada navideña”, afirmó el joven feligrés de St. Catherine of Siena. “Te permite poner en perspectiva lo bendecido que eres”.
De esto se trata, indicó el religioso Albert Rivera, de los Hermanos Maristas, quien dirige el Servicio de Enseñanza en Columbus.
“Para nuestra congregación de los Hermanos Maristas, el servicio es clave, especialmente a los pobres y vulnerables”, explicó el religioso. “En Columbus, ayudamos a los alumnos a cambiar su perspectiva sobre la pobreza, invitándoles a prestar servicio a través de la óptica de nuestro carisma, y les preguntamos: ‘¿qué cosas sencillas podemos hacer para ayudar?’”.
Los grupos de Columbus llevan cuatro años colaborando como voluntarios con Box of Joy, y el del 12 de diciembre fue el cuarto grupo que lo hizo en los últimos dos meses. Una de las perspectivas a través de las cuales algunos estudiantes ven la tarea, es que “no verás al destinatario, pero preparas la caja como si se la estuvieras regalando a tu hermanito o hermanita”, explicó el Hno. Rivera.
“Es maravilloso ver cómo se ponen en el lugar de los niños de 7 u 8 años, al imaginar la alegría que sentirán al abrir la caja”, comentó Jorge Garrigo, maestro de Columbus y moderador del club Stand for the Silent.
“En la Florida, los estudiantes de secundaria tienen que cumplir 100 horas de servicio comunitario como requisito para su graduación”, explicó Gustafson. “Mi esperanza es que los estudiantes que tienen que ser voluntarios para conseguir las 100 horas, salgan con la satisfacción de haber hecho algo por otra persona y haberle dado un regalo”.
“Hay estudiantes que se han graduado de la escuela secundaria y de la universidad, que vienen de vez en cuando como voluntarios”, añadió Gustafson. “Verlo es algo extraordinario”.
Para saber más
Para saber más sobre Box ofJoy y cómo colaborar, visite crosscatholic.org/box-of-joy/