By Rocio Granados - La Voz Catolica
MIAMI | Cuando la Hna. Carmen Álvarez llegó a Miami de su natal España, empezó a trabajar como directora de educación religiosa para el grupo en español en la iglesia St. Benedict, en Hialeah.
Era 1976, y con el seminarista y diácono Thomas Wenski, actual Arzobispo de Miami, salía por los barrios de Hialeah, “porque no teníamos iglesia, estábamos trabajando en un centro comercial y celebrábamos la Misa en un salón”, dijo la Hna. Álvarez.
En esa época la religiosa conoció al P. Mario Vizcaíno, quien celebraba las Misas en español en esa parroquia y la Hna. Álvarez preparaba a los niños que no hablaban inglés para la primera Comunión. Cuando le pidió ayuda, el sacerdote aceptó y, “desde aquel momento conecte con él”, dijo la misionera claretiana encargada de la catequesis en la parroquia Corpus Christi en Miami.
Su cercanía los llevó a trabajar juntos en diferentes proyectos. Viajaron a las misiones en México durante tres años, donde el sacerdote celebraba Misas en las rancherías y también asistieron a varias reuniones del Segundo y el Tercer Encuentro Nacional del ministerio hispano en Washington D.C.
Compartieron muchas navidades juntos. Él daba los retiros de fin de año a las claretianas en su convento, en la parroquia St. Bartholomew, en Miramar.
“Para mí fue como un hermano, un director espiritual y creí siempre en él”, dijo la Hna. Álvarez.
“Mario fue un hombre que no solamente trabajaba, sino que animaba e inspiraba. Nunca le vi regañándonos”, dijo la religiosa sobre el P. Vizcaíno, fundador del Instituto Pastoral del Sureste del Ministerio Hispano, SEPI.
Por eso mucha gente lo seguía, “porque era un hombre que sabía dónde estaba parado y comunicaba con la gente. Fue un hombre que trabajó el presente con vistas al futuro”, puntualizó la Hna. Álvarez, después de la Misa en honor a la vida y obra del sacerdote, celebrada por el Arzobispo Thomas Wenski, el 4 de diciembre de 2024 en el SEPI.
El P. Vizcaíno falleció el 13 de febrero de este año en la comunidad escolapia San José de Calasanz, en Hialeah. Fue religioso escolapio por más de 60 años.
Participaron en la Misa varios sacerdotes arquidiocesanos, amigos y su sobrina, Patricia Reyes Vizcaíno.
“Lo recuerdo como un santo, como una bella persona que dio su alma y su corazón para toda la humildad”, dijo Reyes. En el ámbito familiar, Reyes contó que cuando era pequeña, el P. Vizcaíno la llevaba a patinar sobre el hielo y también llevaba a los seminaristas. “Y en las Navidades, y el Día de Acción de Gracias, siempre la pasamos muy lindo con él”.
Además de tío y amigo, el P. Vizcaíno fue educador, misionero, líder y servidor apasionado de la comunidad hispana. Fundó el SEPI, la rama educativa de la Oficina Regional del Sureste, en 1979, y lo dirigió por casi 40 años.
Trabajó incansablemente por llegar a atender las necesidades de la creciente población hispana de las más de 30 diócesis en los nueve Estados que comprenden la región sureste de Estados Unidos. Al mismo tiempo, ayudó a formar futuros líderes en esas comunidades.
El P. Vizcaíno es la “figura emblemática de todo este esfuerzo de evangelización desde los orígenes del SEPI”, dijo el Arzobispo Wenski en su homilía. Lo llamó “misionero incansable y maestro, el Padre Mario fue por muchos años el alma de la pastoral hispana”.
Con la creación del SEPI por los obispos estadounidenses, “y gracias al Padre Mario los hispanos se han encontrado en casa, en la Iglesia católica en el sureste de los Estados Unidos”, puntualizó el Arzobispo.
Después de la Misa, el Arzobispo Wenski bendijo una placa con la imagen del P. Vizcaíno, que fue colocada detrás de la pared de la capilla del SEPI, detrás del sagrario, en la recién bautizada plaza P. Mario Vizcaíno, dentro de las instalaciones del SEPI.
La placa es una imagen sonriente del P. Vizcaíno hecha en México con barro Talavera y está acompañada de la frase: “La Iglesia tiene que ser como Jesús”.
Se escogió esa imagen porque “él era muy jovial. Aunque fuera el día más feo que tuviera, su sonrisa siempre te daba la bienvenida”, dijo Olga Villar, directora del SEPI.
Villar agregó que la Misa con el Arzobispo se realizó en el SEPI porque “fue su casa, su creación, y queríamos rendirle homenaje y recordar el legado del P. Vizcaíno”.
Villar espera que próximamente se publique un libro con el legado del P. Vizcaíno tomando como referencia una charla, “Cristología y Eclesiología del Padre Mario Vizcaíno”, del Dr. Marzo Artime, que se presentó en octubre pasado, en Miami, durante la Conferencia Anual de la Asociación Nacional Católica de Directores Diocesanos del Ministerio Hispano (NCADDHM, por su sigla en inglés).
“El P. Vizcaíno murió, pero su obra continúa”, agregó Villar.