By Anne DiBernardo - Florida Catholic
MIAMI | Aunque a este lado del cielo, los ojos aún no pueden ver la Comunión de los Santos en toda su gloria, el P. Luis Largaespada, párroco de la iglesia de St. Hugh, ha logrado, de manera artística, que podamos echar un vistazo a dicho esplendor. Lo hizo a través de la exposición y veneración anual de más de 400 reliquias sagradas que adornaron el frente del altar de la iglesia en Coconut Grove, del 31 de octubre al 3 de noviembre.
La presencia de relicarios de bronce de diversas formas y tamaños, situados sobre múltiples hileras de satén púrpura brillante, decorados con velas encendidas y flores, fue descrita como bella e inesperada, de manera impresionante.
“Ser testigo de la fe de la gente es una experiencia hermosa”, afirmó Marcela Martínez De Torres, quien junto a su esposo fueron voluntarios del evento durante el fin de semana.
“Muchos lloran, muchos muestran un gozo puro, y la reacción de los niños no tiene precio. Abrazan las reliquias y, aunque no lo entienden, lo sienten. Debe ser que sus corazones inocentes les permiten sentir la presencia de los santos de una manera especial. Se emocionan mucho, y abrazan a los santos con gran amor. Es precioso”, comentó la voluntaria.
“Tener acceso a las reliquias es un recordatorio tangible de la Comunión de los Santos. Estos santos ya disfrutan de la gloria del cielo y, como están en la presencia de Dios, interceden por nosotros y proclaman la victoria de Cristo sobre la muerte”, explicó el P. Largaespada.
Durante el fin de semana, que coincidió con las festividades de Todos los Santos y de Todos los Difuntos los días 1 y 2 de noviembre, respectivamente, numerosas personas hicieron cola para seleccionar reliquias sagradas del catálogo de santos, y venerarlas. Algunas muestras externas de devoción incluían abrazar, besar y tocar con sus medallas religiosas las reliquias de primera y segunda clase. Las lágrimas brotaban de los ojos de muchas personas que acudieron en busca de milagros y curaciones para diversas dolencias.
“Fue algo impresionante”, dijo Vicky Yardley, presidenta de Coral Springs Columbiettes. Yardley solicitó permiso al P. Largaespada para organizar un rosario y una Misa el 2 de noviembre, y alquiló un autobús para que su grupo de 60 personas asistiera al evento como parte de una peregrinación.
Karen Bonvecchio, feligresa de St. Hugh, ha ayudado al P. Largaespada a organizar el evento anual desde su concepción hace varios años, y ha sido testigo de cómo atrae más público cada año.
“No están muertos”, aseguró Bonvecchio, al destacar que el evento da visibilidad a la realidad sobre la Comunión de los Santos. “Aumenta la conciencia sobre el poder que tienen los santos para interceder por nosotros”.
Entre las reliquias expuestas había trozos de la Vera Cruz; pequeñas reliquias del velo de la Virgen Santísima; y trozos de huesos de grandes santos, y de santos recientes del siglo XX, entre ellos San Padre Pío, Santa Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II. Todas las reliquias están debidamente certificadas por cartas y sellos de las autoridades competentes.
Hay muchos testimonios de gracias recibidas, incluso sanaciones, no sólo por la veneración de las reliquias, sino también por el contacto con el óleo bendito elaborado con los pétalos de las flores utilizadas en la exposición del año anterior.
El P. Largaespada contó la historia de un hombre que había estado confinado a una silla de ruedas, y que se recuperó y pudo caminar después de usar el aceite durante varios días. El aceite se ofrece cada año a la comunidad en el momento de la exposición a cambio de un pequeño donativo para ayudar a sufragar los gastos.
El sacerdote también compartió su experiencia sobre otro aparente milagro ocurrido el año pasado, después de que un enfermo terminal fuera sanado físicamente por la intercesión del Beato José Gregorio Hernández. La sanación fue compartida durante una exposición de la reliquia de primera clase del beato, en la iglesia de Our Lady of Guadalupe, en Doral. El suceso es investigado en Roma como parte del proceso para la canonización del beato.
TESOROS DE LA IGLESIA
El P. Largaespada, muy devoto de los santos, empezó a rescatar reliquias como seminarista en el año 2000, tras recibir su primera reliquia de manos de un sacerdote. Al darse cuenta de que otros sacerdotes no conocían las reliquias, comenzó una colección que en la actualidad incluye más de 400 reliquias sagradas. También es el guardián de las reliquias en la Arquidiócesis de Miami, y están expuestas para la veneración de los fieles cada año, alrededor de la Fiesta de Todos los Santos, actividad que inició al convertirse en párroco de St. Hugh en 2017. Los visitantes de St. Hugh también tienen la oportunidad de venerar reliquias en la capilla de la parroquia.
El término “reliquia” proviene del latín “reliquiae”, que significa “restos de los muertos”. En términos eclesiásticos, se refiere a los restos de una persona santa o a algo que le perteneció. Existen tres categorías de reliquias: una reliquia de primera clase es todo o parte de los restos físicos de un santo, como un trozo de hueso, un frasco de sangre, un mechón de pelo, o incluso un cráneo o cuerpo incorrupto. Una reliquia de segunda clase es cualquier objeto que el santo utilizaba con frecuencia (por ejemplo, ropa). Una reliquia de tercera clase es cualquier objeto que toque una reliquia de primera o segunda clase. Las reliquias expuestas en St. Hugh son, en su mayoría, de primera y segunda clase.
Es importante señalar que las reliquias son el cuerpo físico del santo, y propiedad de la Iglesia. El P. Largaespada contó que una vez una parroquia tenía una reliquia de la Vera Cruz en un rincón de la iglesia, donde no era visible. Después de expresar su preocupación, el párroco entregó la reliquia al P. Largaespada, pero sólo después de la transferencia oficial de la reliquia a través de un proceso conocido como “traslación”. Como ocurre con todas las reliquias que pertenecen a la Iglesia, el ordinario del lugar debe conceder el permiso para saber dónde estarán en todo momento.
El P. Largaespada ofreció orientación a los fieles en posesión de una reliquia de primera clase, e hizo hincapié en que la reliquia debe estar accesible y colocada en un altar doméstico, no donde acumule polvo.
En lugar de considerarla una joya o un símbolo supersticioso, la actitud debe ser: “La santidad está presente en mi casa”. Se anima a los fieles a encender una vela e incluso a hacer una novena el día de la fiesta del santo.
Otra práctica es informar con antelación a los miembros de la familia si una reliquia formará parte del patrimonio familiar, para asegurarse de que se cuide adecuadamente o se done a una iglesia, y que no acabe en una caja de objetos destinados a la beneficencia.
Aunque el Derecho Canónico de la Iglesia prohíbe la venta de reliquias (1190.1), es una práctica noble rescatarlas cuando se vean en tiendas de antigüedades o de segunda mano, con el fin de venerarlas y sacarlas del mercado. La reliquia debe ser protegida, venerada y conservada.
Las reliquias sagradas también nos recuerdan que estamos llamados a alegrarnos en la presencia de Dios en el cielo.
“Es muy conmovedor poder conectarte con un recuerdo visible de tu santo favorito. He visto a la gente llorar al tocar una reliquia”, comentó el sacerdote.
Las reliquias se han expuesto en muchas parroquias de la Arquidiócesis de Miami, y están a disposición de cualquier parroquia que desee realizar un evento similar.