By Cristina Cabrera Jarro -
MIAMI| Una calle de Miami ha sido bautizada en honor de Sor Hilda Alonso, religiosa cubana exiliada, educadora y madre fundadora de la comunidad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en Miami, que sirve a los necesitados y a los pobres.
Dos letreros con el nombre de “Sor Hilda Alonso” (escritos en español) aparecen ahora en una parte de Tamiami Canal Road en su intersección con la 63a Avenida del Noroeste, cerca del convento de la orden, la Casa San Vicente de Paúl, y la Casa María del Caminante.
El 9 de septiembre de 2024, las Hijas de la Caridad y amigos de la comunidad religiosa se reunieron en ese mismo lugar para una ceremonia de develación. Estuvieron acompañados por funcionarios del condado de Miami-Dade y de la ciudad de Miami, incluidos los comisionados Miguel Gabela, Kevin Marino Cabrera y Manolo Reyes, así como el alcalde de Miami, Francis Suárez, quienes colaboraron en la señalización de la calle. La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, y la Junta de Comisionados del Condado también proclamaron el 9 de septiembre de 2024 como el “Día de Sor Hilda Alonso”.
“Tenemos que hacer más eventos de este tipo para celebrar a personas como Sor Hilda Alonso, que de verdad eran visionarias y dedicaron sus vidas a nuestra comunidad y el mejoramiento de nuestro pueblo. Sé que no era muy alta [en estatura], pero era una gigante en la labor que hacía”, dijo el comisionado Cabrera.
El alcalde Suárez se mostró de acuerdo, y añadió que “es simplemente una hermosa oportunidad para reconocer a una heroína local y conmemorarla para siempre, para que cuando yo venga aquí con mis hijos, pueda explicarles el legado de servicio y de entrega que ella encarnó”.
Sor Hilda Alonso falleció el 5 de julio de 2022, a los 101 años de edad, con 76 años de vida religiosa.
En sus primeros años de vida en Cuba, la Hna. Alonso dirigió dos escuelas, y educó a cientos de estudiantes a lo largo de los años. Dos de sus antiguas alumnas, Josefina y Teresita Vega, tenían cuatro y cinco años de edad, respectivamente, cuando conocieron a la religiosa. Las hermanas, que ahora tienen 81 y 82 años, se alegraron de que se reconociera a su maestra y amiga de toda la vida.
“Siempre fue un ángel muy cariñoso”, comentó Teresita Vega, quien recuerda cuando escuchaba a la Hna. Alonso enseñar música en el Colegio de La Inmaculada, en La Habana.
“A mí me encantaba la música; yo siempre estaba en el conservatorio”, añadió.
Describió a la Hna. Alonso como una mujer de pocas palabras, pero capaz de hablar con facilidad e influencia cuando era necesario.
Según Josefina Vega, algunos de los rasgos más memorables de la Hna. Alonso eran su mirada y su presencia, que a menudo calmaba un pasillo escolar alborotado.
“Tenía una mirada muy cortante. No tenía que hablar. La mirada lo decía todo”, recordó Josefina.
Sin embargo, la religiosa nunca gritó ni se mostró de mal humor.
Después de que las hermanas Vega emigraran a Nueva York, la religiosa se mantuvo en contacto con ellas, preguntándoles a menudo cómo estaban, para desearles un feliz cumpleaños, y para ver cómo se encontraban después de las fuertes tormentas. Cuando ellas visitaban Miami, acostumbraban visitar a la Hna. Alonso y a las Hijas de la Caridad.
“Ella era como parte de la familia”, dijo Josefina.
Sor Eva Pérez-Puelles, quien dirige a las Hijas de la Caridad en Miami, comentó que la Hna. Alonso tenía un don extraordinario para recordar a todas sus alumnas y mantener esos contactos.
“No terminó cuando se graduaron; al contrario, siguió después, hasta en el exilio”, afirmó la Hna. Pérez-Puelles.
Dijo que la religiosa tenía facilidad para establecer relaciones, mostrando a la gente cómo cuidar de los pobres y los necesitados. El hecho de que una calle lleve el nombre de la Hna. Alonso servirá como recordatorio para continuar esa misión.
“Es un orgullo sano que una de nuestras hermanas sea reconocida por lo que ha hecho por los demás, aunque sé que siempre fue humilde y sencilla. Pero este es un reconocimiento por algo que hizo por Cristo y por Dios, y por sus hermanas y hermanos necesitados, en cada persona que acudió a ella, y por tantas personas cuyas vidas ella tocó”, dijo la Hna. Pérez-Puelles.
Una pancarta con la imagen de la Hna. Alonso acompaña al letrero de una de las calles de Miami que lleva su nombre. Fue regalada a las Hijas de la Caridad por Omar Escobar, un amigo de la comunidad, y sirve de recuerdo a quienes la conocieron. Quienes no la conocieron y pasan por la calle, se preguntarán quién era esa monjita y qué hizo para que una calle de Miami lleve su nombre.
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