By Emily Chaffins -
FORT LAUDERDALE | A primera vista, las vidas de Linda Freire y Ashley Banegas no parecen coincidir. Ambas son mujeres católicas hispanas del Sur de La Florida, pero tienen intereses diferentes: Banegas es maestra de preescolar y Freire tiene un doctorado en fisioterapia. Sin embargo, a pesar de sus diferencias, ambas mujeres se unieron a una causa común: oponerse a la Enmienda 4.
La Enmienda 4 —una propuesta para enmendar la constitución del Estado de La Florida que estará en la papeleta electoral este noviembre— “consagraría el aborto sin regulación en la constitución de nuestro estado, lo que convertiría a La Florida en uno de los estados más proabortistas de la nación”, según la Conferencia de Obispos Católicos de La Florida (FCCB, por su sigla en inglés).
Freire y Banegas decidieron compartir sus historias en la campaña de la Arquidiócesis de Miami, “Vote NO a la Enmienda 4”, por la misma razón: su experiencia con embarazos no planificados.
Ambas han aprendido por experiencia propia que las decisiones que tomamos pueden cambiar vidas.
DEL ABORTO QUÍMICO A LA DEFENSA DE LA VIDA
Cuando Linda Freire descubrió que estaba embarazada en 2015, era una estudiante universitaria y se relacionaba con la gente equivocada que “ejercía influencias que me hicieron tomar un camino... De verdad confiaba y me apoyaba en ellos”.
Abrumada por el miedo, Freire pidió consejo a una amiga, quien la motivó para que abortara. A las siete semanas de embarazo, Freire se sometió a un aborto químico.
Tras asegurársele que podía conducir del centro abortista a su clase, Freire estaba en camino cuando empezó a sentir “el peor dolor que he experimentado en mi vida”.
“No podía controlar mis movimientos intestinales, y vomitaba sin parar. Fue horrible. Tuve que detener mi auto, reclinar mi asiento, y pedir ayuda de verdad; pedirle a Dios ayuda y perdón en ese momento”.
Llamó al centro abortista. Le dijeron que regresara y le dieron un medicamento.
Destrozada por el dolor en cuerpo y alma, Freire fue a su casa, “básicamente arrastrándome hasta la puerta”.
“Le dije a mi mamá: ‘Soy una pecadora y siento mucho lo que acabo de hacer’”, contó Freire. “Mi madre me abrazó con tanto amor y compasión, y diría que, probablemente, ese fue el momento de sanación para mí, cuando ella me recibió con un amor y una misericordia que no esperaba”.
Sin embargo, Freire se hundió en una profunda depresión, experimentaba pesadillas “violentas”, y vivía encerrada “en una burbuja de oscuridad”.
“El aborto puede causar ‘profundas cicatrices psicológicas’ en las mujeres”, explicó la doctora Grazie Pozo Christie, radióloga de La Florida y miembro de The Catholic Association, al hablar del trauma que pueden sufrir las mujeres por tomar la píldora abortiva química.
“No quería moverme, no quería hacer nada, no quería mirar hacia nadie, no quería ver a nadie”, relató Freire. “Prácticamente, no quería vivir”.
Su madre al fin la pudo convencer de que buscara ayuda en la Iglesia, lo que le brindó la oportunidad de otro momento de sanación, esta vez en el confesionario de la iglesia de Gesù, en Miami.
“Le pregunté al sacerdote: ‘Padre, ¿cómo es que Jesús me perdona por lo que hice, por este pecado del aborto?’”, recordó Freire. “El sacerdote agarró el crucifijo y me dijo: ‘Él hizo esto por ti’”.
Esa comprensión le cambió la vida y la embarcó en un “viaje de sanación” a través del Viñedo de Raquel, un grupo de apoyo para la recuperación después del aborto. Freire también comenzó a compartir su experiencia, a participar en “Sidewalk Advocates for Life” (Defensores de la Vida en las Aceras), y a trabajar como voluntaria en centros de ayuda a embarazadas para dar esperanza a otras mujeres y a sí misma, ya que ella y su esposo descubrieron en Navidad que esperaban una niña.
“Espero que sepa lo amada que es por Dios. Espero que sepa que, incluso desde el vientre materno, desde el momento de la concepción, tiene una misión y una historia”.
NO ESTÁN SOLOS
Ashley Banegas y su novio, William Álvarez, se conocieron en un grupo juvenil católico. Ambos estaban comprometidos con la Iglesia, e incluso participaron en la Marcha por la Vida, en Washington, D.C. Banegas estaba en la universidad y daba clases en un preescolar cuando descubrió que estaba embarazada.
“Me tomó realmente desprevenida, y tenía miedo de lo que pasaría después”, comentó.
Banegas enfrentó problemas económicos, y la preocupación por lo que dirían sus familiares y amistades. Le preocupaba el impacto que tendría su embarazo en sus estudios de doctorado en liderazgo organizativo con especialización en educación. También enfrentó el temor de no ser una “buena madre”.
“Y sí, tenía confianza en Dios, pero al mismo tiempo estaba esa naturaleza humana de sentirme insegura y asustada”, admitió Banegas.
Le dio la noticia a su novio frente a la iglesia de St. Benedict, en Hialeah. No sabían qué hacer. Un familiar la alentó a abortar.
“Pero yo sabía que el aborto no era la solución”, dijo Banegas.
Decidió hablar con la Hna. María José Socias, de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
“Necesitaba ayuda, palabras de sabiduría y valor de alguien de la comunidad católica”, recordó Banegas. “Creo que [la Hna. Socias] es uno de esos ángeles que Dios envió para decirme que todo saldría bien”.
La Hna. Socias refirió a Banegas a un centro de ayuda para embarazadas en Kendall.
“Existe el estigma de que ‘estoy embarazada, ahora mi vida está arruinada’”, dijo. “Una vez que llegué a aquel centro para embarazadas, me ayudaron para que me tranquilizara. Me dijeron que hay ayuda en cada etapa del embarazo, e incluso después del mismo”.
En los centros de ayuda para embarazadas, del ministerio arquidiocesano de Respeto a la Vida, las clientas reciben asesoramiento durante el embarazo y el posparto; pruebas de embarazo; ecografías limitadas; información y referidos; sanación después del aborto, a través del Proyecto Raquel; clases para madres y padres; y ayuda material, todo gratuito. Además, incluso después de que nazca el bebé, los padres y las madres pueden recibir ayuda del centro durante dos años, y pueden ser referidos a otras organizaciones para recibir asistencia.
A pesar de los temores de Banegas, contarle a todo el mundo lo de su bebé fue “mucho mejor de lo esperado”. Aunque algunas personas se distanciaron, muchas otras le prodigaron su apoyo.
“Considero que he tenido un embarazo hermoso. ¡No sabía que tenía tanto amor a mi alrededor!”, afirmó.
Banegas también descubrió una poderosa conexión con la Santísima Virgen durante su embarazo en el Adviento.
“La hermosa conexión con el hecho de descubrir que estaba embarazada de mi hija, fue que me enteré durante la Semana Santa”, compartió. “Y meses después, aquí estaba ella, nacida en diciembre”.
Entre risas, Banegas recuerda haber oído “Mi Burrito Sabanero” de camino al hospital.
Su prometido estuvo a su lado durante todo el parto de su hija, mostrándole “la paciencia y, simplemente, la presencia que necesitaba”.
También apoyó a Banegas en las dificultades cotidianas del embarazo y, a través del centro de ayuda a embarazadas, asistió a clases con el grupo de “Project Joseph” (Proyecto José), para padres. Por asistir, obtuvo puntos para conseguir un cochecito gratis. También se relacionó con otros padres.
“Le encantaron [esas clases]”, comentó Banegas. “Las mujeres tenemos muchos recursos y ayuda, gente con la que hablar. Los hombres no, y por lo general, pasan por esto solos. Sin duda, las clases de ‘Project Joseph” le ayudaron, al hablar con otros hombres y también al recibir consejos y apoyo”.
A Banegas le encanta ser madre, y pertenece a un grupo de otros padres y madres que recorren juntos este camino. Aunque la paternidad ha representado un desafío para Álvarez, está muy unido a su hija y “la cuida con amor paternal”. Banegas y Álvarez esperan casarse el próximo verano. Su hija continúa recibiendo ayuda del gobierno.
“A las jóvenes que pasan por algo similar a mi experiencia, les diría que no tengan miedo. Hay ayuda dentro y fuera de la comunidad. No están solas”, aseguró Banegas, quien continúa sus estudios de doctorado, aunque todo ha sido un desafío. Pero mira hacia el futuro mientras su hija sigue creciendo.
“NO” A LA ENMIENDA 4: MÁS INFORMACIÓN
Sesiones informativas y eventos para educar a las familias sobre los alcances de la Enmienda 4, se están realizando en algunas parroquias arquidiocesanas. Puede encontrar más información sobre estos eventos y la información más reciente aquí.
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