By Priscilla A. Greear - Florida Catholic
MIAMI GARDENS | Todas las tardes, en la Universidad St. Thomas, el P. Alfred Cioffi, junto con algunos estudiantes, retiran metódicamente las especies invasoras del último bosque de pinos arenosos del condado de Miami-Dade. Y mientras retira pimenteros brasileños y otras especies invasoras, el profesor asociado de biología y bioética escucha los silenciosos gritos de "ayuda" y los susurros de "gracias" de los imponentes pilares del dosel.
De hecho, está haciendo el trabajo de Dios, cuidando de la creación, teniendo en cuenta un informe de la cadena noticiosa BBC, de enero, según la cual un bosque tropical del tamaño de Dinamarca desaparece cada año. La Florida estaba cubierta de pinos hasta que los promotores inmobiliarios construyeron hacia el sur. Todo el campus de St. Thomas, de 140 acres, era un bosque de pinos de tierras altas arenosas antes de su creación en 1961.
Cuando el P. Cioffi se unió a STU hace 12 años, emprendió una acción arbórea al enterarse del peligro que corría el bosque. "Están gritando '¡ayuda! Tenemos que escuchar con el intelecto, con la mente", dijo el sacerdote, cubierto con una bata blanca de laboratorio. "En última instancia, se trata de una renovación espiritual para poder preservar una especie que lleva aquí 10,000 años, desde la última Edad de Hielo. Es un responsabilidad ética salvar lo que desde la década de 1920, ha bajado del 99% al 1%".
El P. Cioffi cita la encíclica del Papa Francisco "Laudato Si: Sobre el cuidado de nuestra casa común", la primera encíclica de la Iglesia sobre el medio ambiente, que lleva el nombre de un cántico de la creación de San Francisco de Asís. El sacerdote de 68 años ha dado conferencias sobre "Laudato Si" y St. Thomas ha patrocinado dos conferencias internacionales sobre el clima, la naturaleza y la sociedad.
"Porque Francisco de Asís estaba en contacto con la naturaleza y veía al creador en la criatura, respetaba toda la naturaleza, era un amante de las plantas y de los animales", dijo el P. Cioffi. El Papa Francisco "se inspiró en Francisco de Asís por su amor a la naturaleza y por la responsabilidad ética que tenemos de preservar la naturaleza".
En una soleada y fresca mañana de invierno, el P. Cioffi supervisaba a los estudiantes de biología general que retiraban las semillas de pimenteros brasileños que se encontraban en medio de los pinos de 60-70 pies y marcaban con banderas las nuevas plántulas de pino que han brotado en la cubierta vegetal de este segundo sector de 15 acres en restauración. Preguntó a los estudiantes sobre los árboles monoicos versus los dioicos y las especies invasoras locales, muchas traídas como ornamentales, desde iguanas hasta pavos reales ("peacocks") e higueras de bengala ("banyan" o banianos). Diferenció la piña femenina de la masculina, que contiene polen, y admiró el primer sector despejado hace tres años, donde siete pinos adultos prosperan entre la fauna autóctona, como las bayas púrpuras y las muscadinas.
Una vez que el equipo académico elimina las especies invasoras y exóticas — lo que en la naturaleza ocurre con los incendios — las plántulas de pino pueden absorber la luz solar y el agua para crecer hasta convertirse en adultas y ampliar el bosque urbano. Muchas plántulas mueren de forma natural, ya que sólo las más aptas genéticamente viven alrededor de unos 150 años.
"Por décadas ha llegado a la zona una serie de especies invasoras, plantas y animales, y poco a poco han ido creciendo porque no tienen enemigos naturales, así que crecen sin obstáculos" y sofocan a las plántulas, explicó el P. Cioffi. "Una vez que limpiamos el sotobosque, dejamos que las plántulas florezcan. Empezamos a etiquetar las plántulas — hemos encontrado más de 3,000 sólo en este sector".
PINOS DE LA FLORIDA
El estudiante de primer año Josh Fleurjuste aprendió a apreciar los pinos. "Los veo cuando salgo a la calle, pero nunca les había prestado atención, así que es bueno prestarles atención. Y nunca supe que había pinos en La Florida hasta que vine aquí", dijo el originario de Port St. Lucie.
Su compañero Richard Pérez añadió: "Nos llevamos un pino a casa. Lo regamos todos los días. Me hace sentir que soy parte de la naturaleza".
Cerca de allí, Mateo Aranzazu señalaba con banderas nuevos plantones. Dos semanas antes, había puesto 1,000 banderas, pero retiró otras 1,000. "Hacemos esto para saber cuántos pinos nacen y cuántos mueren, para tener un porcentaje de sobrevivencia", dijo este estudiante de ingeniería ambiental de Miami Dade College.
El ecólogo restaurador Luis Moreno, estudiante de maestría en bioética, dijo que le encanta ser voluntario "por el bien de nuestro bosque urbano", ayudando a identificar las plantas. "Tenemos que intentar crear un espacio para las plantas que crecen naturalmente y el banco de semillas que se ha suprimido en el suelo del bosque durante tantos años", dijo Moreno. "Ver brotar las plántulas es increíble".
Moreno cree que la restauración del bosque tiene un "gran potencial" para beneficiar a STU y a la Arquidiócesis a través de subvenciones e investigaciones interdisciplinarias. "Está ahí mismo y no tiene ninguna protección del condado o del Estado. Literalmente, está descuidado y (el P. Cioffi) encontró una oportunidad para enseñar administración ambiental y restauración del hábitat", señaló. "En Miami se trata solo de construir y no ven el hábitat natural como algo con lo que tenemos que coexistir".
Moreno añadió que aprecia el enfoque integral del programa de maestría sobre la bioética ambiental y humana. "Como criaturas tenemos un Creador y todo lo que nos rodea es parte de esa creación y no creo que se pueda ser un verdadero cristiano y católico sin participar y cuidar esa creación. La naturaleza es la máxima expresión. No encontrarás una belleza mayor que la natural", dijo.
CRIATURAS AUTÓCTONAS
El hábitat restaurado también está dando la bienvenida a más criaturas nativas. "También tenemos familias de mapaches, zorros, ardillas, por supuesto, pájaros autóctonos, halcones, cardenales, algunas de las aves migratorias que vienen durante el año y hacen escala. Tenemos mucha fauna natural", comenta el P. Cioffi, observando el piar de los cardenales machos disfrutando de su paso por Miami.
En otra zona despejada cerca de allí, los pinos reinan junto a las palmeras sabal — que aparecen en la bandera del Estado — frente a la escuela de negocios. Los planes prevén añadir senderos, mesas de picnic y flores para atraer mariposas y colibríes. "Dejamos que la naturaleza se restaure a sí misma", dijo el P. Cioffi. "Conseguiremos una zona preciosa para que los estudiantes, los profesores y los trabajadores puedan almorzar aquí y disfrutar del paseo por la naturaleza".
El sacerdote esbozó planes para envenenar a la higuera estranguladora, o baniano, cuyas raíces han envuelto uno de los pinos. "Mataremos a la higuera, pero la dejaremos ahí porque es la pieza educativa", dijo, y añadió que Coconut Grove rebosa de banianos.
St. Thomas se extiende a lo largo de una elevación de tierra arenosa y en el campus quedan unos 300 pinos adultos de tierras altas arenosas, de al menos 1.5 pies de diámetro. En contraste, South Dade ha protegido los pinos rocosos, que crecen delgados sobre la roca caliza.
Resulta que STU se encuentra justo encima de esa cresta arenosa, con muchos metros de profundidad de arena. Esto permite que el sistema de raíces de estos pinos crezca enormemente, sin obstáculos, y por eso "nuestros árboles son tan grandes. Eso los hace únicos", dijo el P. Cioffi.
El propio catedrático creció en Nueva York y disfrutó del bosque urbano de Central Park. "Cada vez quedan menos en el mundo. Se trata de un movimiento global para recuperar el bosque urbano, no sólo el césped cuidado, sino el ecosistema nativo", dijo. "Podemos enseñar a nuestros alumnos a cuidar los bosques urbanos y luego salir a otras partes del condado y recrear bosques urbanos".
El P. Cioffi se sumerge ahora con profunda satisfacción en su misión arbórea. "Cuando nos dimos cuenta de que teníamos el último bosque de pinos de tierras altas que quedaba, dijimos que teníamos que preservarlo. Es una cuestión ética. Hay una sensación de urgencia. Si dejamos los árboles invasores se destruirá el bosque", continuó. "Así que tratamos de preservarlo por todos los medios".
Para más información, puede contactar al P. Alfred Cioffi en: [email protected] o por teléfono al: (786) 489-9369.