By Linda Reeves - The Florida Catholic Palm Beach
DAVIE | Cuando las escuelas arquidiocesanas, de kindergarten a 12 grado, reabrieron para el trimestre de otoño sólo con clases virtuales, la Escuela St. Bonaventure, en Davie, abrió la “sala de estudio”, un intento por aliviar en algo la presión de los padres cuyo trabajo se considera “esencial” durante la pandemia.
“Gracias a Dios que St. Bonaventure está abriendo este programa”, dijo la Dra. Jenny Arango-Longo, esposa y joven madre de dos estudiantes de St. Bonaventure, que está haciendo malabarismos con su trabajo y el cuidado de sus hijos.
Como obstetra y ginecóloga, ha continuado ayudando a traer niños al mundo y a sus pacientes desde que comenzó el brote de coronavirus. Incluso se contagió de COVID-19 este verano. Su esposo, Antonio, un veterinario, no se enfermó con el virus, pero desde marzo, toma tiempo de su trabajo y sus clientes para compartir el cuidado de los niños —Antonio Jr., de 8 años, y Marcello, de 6— y su escolaridad. También se puso en cuarentena cuando su esposa se enfermó.
“Estoy más que encantada con el programa”, dijo entusiasmada Arango-Longo. “Aplaudo a Lisa Kempinski”.
Kempinski, directora de St. Bonaventure, encabezó la iniciativa de la sala de estudio, que empezó el 24 de agosto de 2020, en las instalaciones de la escuela. El programa proporciona supervisión diaria en la escuela para los hijos de los trabajadores esenciales, es gratuito para las familias de la comunidad escolar, y funcionará durante el trimestre de otoño.
“Tenemos muchos padres que son enfermeros, médicos y bomberos”, dijo Kempinski, quien mediante una encuesta realizada este verano, se enteró de la gran cantidad de trabajadores esenciales en la comunidad escolar.
Kempinski, madre de un niño de dos años y otro de seis, comprende el estrés de sus familias, que se enfrentan al cuidado de sus hijos mientras aprenden en línea en casa. El costo de la atención, además de la matrícula escolar, es una dificultad financiera para muchos. Los padres también se preocupan por la seguridad de sus hijos, que se quedan con niñeras u otras personas cuando se van a trabajar.
“Ellos no pueden quedarse en casa”, dijo Kempinski sobre los padres que trabajan en industrias consideradas “esenciales”, incluyendo profesionales de la salud, maestros, trabajadores de servicios de alimentos y primeros auxilios. “Necesitan un lugar seguro para sus estudiantes. Tenemos el espacio extra. No nos cuesta nada”.
Este año, asisten a St. Bonaventure 635 estudiantes, de Kindergarten a 8 grado y, actualmente están aprendiendo a distancia. Un total de 48 familias están participando en la sala de estudio, instaladas en aulas adicionales para 65 niños. El espacio está alejado de las áreas utilizadas por los maestros de la escuela, que trabajan en sus propias aulas mientras enseñan en línea.
El programa de la escuela funciona de 8 a.m. a 2 p.m., con un programa de cuidado después de la escuela hasta las 6 p.m.
Como parte de la sala de estudio, se pide a los padres que dejen a sus hijos en la escuela con uniformes y máscaras. Se les mide la temperatura, y los estudiantes son inmediatamente escoltados a sus áreas de aprendizaje.
Durante todo el verano, los educadores de St. Bonaventure se han estado preparando para el nuevo año escolar y para la eventual reapertura de las instalaciones. Se están siguiendo las directrices de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y hay protocolos de seguridad asociados con la pandemia. Las aulas están equipadas con aparatos y dispositivos adicionales para mantenerlas limpias, desinfectadas y seguras. El personal está usando máscaras, lavándose las manos y practicando el distanciamiento social.
Los espacios de la sala de estudio son pequeños. Los hermanos se mantendrán juntos durante todo el trimestre y serán monitoreados. A las familias de los niños se les mantiene informadas y permanecen en estrecho contacto con la escuela.
“Si una familia está expuesta al virus, cerraremos el grupo”, dijo Kempinski sobre enviar a los niños a casa si algún miembro de la familia está infectado o expuesto al coronavirus.
Los asistentes de los maestros supervisan cada grupo de estudiantes, y proporcionan cualquier ayuda que necesiten mientras asisten a las clases virtuales con sus maestros.
Una vez que los planes estaban en marcha, St. Bonaventure envió la propuesta de la sala de estudio a la Oficina de Escuelas de la Arquidiócesis, que dio luz verde para abrirla.
La escuela también está creciendo en la fe al ayudar a las familias durante este tiempo sin precedentes.
“Hay otras escuelas que están imitando el modelo que St. Bonaventure inició en la Arquidiócesis”, dijo Kim Pryzbylski, superintendente de las Escuelas de la Arquidiócesis. “Es grandioso ver como las escuelas están trabajando con sus familias para proveer instrucción y apoyo mientras lidian con la pandemia COVID-19”.
El primer día de la sala de estudio, Ricssie Ampuero, una farmacéutica, dejó a sus hijas Zara, de 7 años, y Aubree, de 5.
“Estaban tan entusiasmadas por venir”, dijo. “Extrañaban a sus profesores y amigos. Es una idea increíble. Esta es una buena comunidad, y se mantiene unida en estos tiempos imprevistos”.
A José Ortiz, dueño de un café deportivo, le gustó la sala de estudio de St. Bonaventure para su hijo, Jake, de 7 años. “Mantener a los niños en casa las 24 horas del día no es bueno. Darles una actividad es importante”.
El reportero
independiente del Florida Catholic, Jim Davis contribuyó con este informe.