By Priscilla A. Greear - Florida Catholic
MIAMI | En 1958, el año en que se creó la diócesis de Miami, las Hermanas de San José de St. Augustine fundaron la Academia Immaculata, con vista a las relucientes aguas de la Bahía de Biscayne.
Tres años más tarde, en 1961, Fidel Castro confi scó las escuelas de los Hermanos Cristianos de La Salle en toda Cuba. Pero seis estudiantes exiliados solicitaron al Obispo Coleman Carroll y al Padre Bryan Walsh, director de Catholic Welfare Bureau (Departamento Católico de Bienestar), fundar una escuela de los Hermanos De La Salle para la comunidad de refugiados. En tres meses se erigió un edificio y se resucitó a la escuela superior de La Salle al lado de Immaculata.
José Arellano, uno de esos seis estudiantes, había terminado su tercer año en un internado de Filadelfi a y tenía planes de regresar a Cuba, cuando su tío en Miami le dijo que no había vuelta atrás. Entonces él y su primo, Eduardo Arellano (ya fallecido), junto con Benny Benach, Oscar Bustillo, Eduardo Sánchez y Néstor Machado, se reunieron por primera vez con los Hermanos De La Salle y decidieron ayudar a reubicar su escuela al menos por un año, con el fin de graduarse.
Recordó con gratitud cómo el Obispo Carroll se mostró “muy entusiasmado”.
“Construyeron la escuela en 90 días. Llegamos, colocamos el césped, los escritorios y los pizarrones, y fuimos por la comunidad a reclutar estudiantes”.
La primera clase graduanda de La Salle tuvo alrededor de 30 estudiantes, y alrededor del 30 por ciento era del éxodo de la Operación Pedro Pan, que trajo a Miami a más de 14,000 niños cubanos sin acompañamiento. Arellano tuvo un último año “fantástico” a pesar de las grandes dificultades, ya que su padre había fallecido, y su madre y dos hermanos permanecieron en Cuba.
“No lo hubiera superado sin oración o fe”, aseguró. “Fue una historia increíble y una iniciativa maravillosa de la Iglesia”.
Immaculata y La Salle se integraron oficialmente en 1970 tras construirse a su lado la Ermita de la Virgen de la Caridad, y el campo de fútbol y el edificio de ciencias y negocios en la década de 1960. Tras la partida de las Hermanas de San José y de los Hermanos De La Salle en la década de 1970, los salesianos de San Juan Bosco asumieron el liderazgo en 1985. Las Hermanas Salesianas se hicieron cargo de la administración en 1995, el mismo año en que la escuela obtuvo su primer gimnasio, el que también se utilizó para las prácticas del Miami Heat.
ESCUELA FRENTE AL MAR
Sesenta años después, la histórica escuela arquidiocesana en la bahía �una de las dos escuelas católicas en Miami frente al mar� continúa iluminando a la comunidad católica del Sur de La Florida, y sirve a capacidad como el hogar espiritual y académico de 870 alumnos. Estudiantes uniformados con sus polos de color verde oscuro inhalan esa vista al mar y el aire salado y fresco, y se dirigen a clases a través de pasarelas acentuadas con palmas y bambú, salpicadas por bancos de mosaicos y las imágenes de San Juan Bosco y María. Aunque en su mayoría son hispanos, en la actualidad los estudiantes no sólo provienen de Miami y Cuba, sino de toda Latinoamérica, incluidas Venezuela y Nicaragua.
“Lo hermoso de ILS es que tenemos una historia muy sólida con nuestros ex alumnos y un gran legado debido a su historia. Estas personas que vinieron de Cuba eran exiliadas; sus padres les matricularon en La Salle y encontraron un hogar”, manifestó la religiosa salesiana Km Keraitis, directora de la escuela. “Hoy compartimos la misma historia con nuestros estudiantes que llegan, por ejemplo, de Venezuela, enfrentando todas estas situaciones políticas... Aquí tenían un lugar para vivir, aquí tenían trabajo, pero de verdad querían que sus hijos encontraran una familia, una comunidad, una familia escolar, y están muy agradecidos por eso”.
Tras dedicarse a la educación por 40 años, la Hna. Keraitis confesó que al principio se preguntó si ella sería la mejor opción para ILS, pues es de Nueva Jersey y no hablaba español. Pero desde el primer día le encantó, y encontró tiempo para el apostolado y la administración.
“Tenemos profesores muy dedicados y los estudiantes son geniales. Es una familia y hay un sistema de apoyo tan sólido tanto en la Fe como en lo académico, en la vida profesional, que espero no ser reasignada por un tiempo. Es un lugar donde todos son parte de todo”.
La directora también destacó la diversidad económica de la escuela. La matrícula es de aproximadamente $15,000 anuales. “Hay algunos niños realmente ricos y algunos de bajos ingresos, pero cuando se unen, no distingues unos de otros. De verdad se aceptan por lo que son y no por lo que tienen o carecen”.
PLANES PARA EL ANIVERSARIO
En febrero, la escuela realizó una celebración de aniversario en la bahía, y en diciembre tendrá una Misa de clausura al aire libre con el Arzobispo Thomas Wenski, seguida de una parrillada. También ha lanzado la campaña de recaudación “Building on the Legacy” (Para Construir Sobre el Legado) con el fi n de recaudar $15 millones para la construcción de nuevas instalaciones deportivas, así como un edificio de artes y tecnología para ampliar sus cursos de STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Immaculata-La Salle fue la primera escuela católica certificada en AdvancED STEM en la nación. La certificación brinda a las instituciones, así como a sus programas, una infraestructura basada en la investigación, y criterios para su conocimiento, mejora continua y evaluación de la calidad, la precisión y el contenido de sus programas educativos de STEM.)
“No queremos aumentar nuestra matrícula, pero necesitamos más espacio para nuestros estudiantes. No construimos más allá del gimnasio, por lo que en realidad necesitamos una instalación deportiva donde tengamos vestidores adecuados y salones de entrenamiento”, explicó la religiosa, al señalar que unos 400 estudiantes participan en el programa de atletismo.
Además, “nuestra escuela es formidable y avanzada en tecnología y en el programa de STEM, y muchos de estos programas especializados están ocupando parte del espacio de las aulas, y por eso se necesita un edificio dedicado a las artes y la tecnología”.
Isabella Fraguio, estudiante de último año, describió las clases de ILS como “muy rigurosas” y alabó a sus maestros como “fantásticos”. Dijo que también aprecia el ambiente enriquecedor que le ha ayudado a superar desafíos y a sobresalir en el equipo de debate, en teatro como directora de escena, como representante de la clase en el consejo estudiantil, y en el liderazgo de la pastoral estudiantil.
“Esos desafíos se pueden superar porque tienes directores, maestros y compañeros de clase que estarán presentes para apoyarte”, explicó.
Julio Soriano, hijo de inmigrantes salvadoreños, se desempeña como director estudiantil de la pastoral de los alumnos, y considera que muchos de ellos toman su Fe en serio. “La escuela en realidad te brinda las herramientas para poder edifi car sobre tu Fe”, aseguró Soriano. “Los retiros han sido una gran manera en que he podido desarrollar mi liderazgo”.
MÁS FUERTE QUE NUNCA
Arellano, de 74 años, siente que ILS es hoy más fuerte que nunca. Dos de sus hijos son graduados, incluido su hijo Gastón Arellano, quien ahora trabaja como director de operaciones. “Fui a la universidad, al trabajo y, de repente, todo vuelve al mismo lugar, y ahora esta escuela es una de las mejores del condado y uno de los mejores recintos en todo el país”, expresó.
Hace una década, encontró nueva vida una vez más en ILS. Tras un derrame cerebral, podía hablar español solamente. Como fue jugador de fútbol americano universitario, le animaron a ser entrenador. “Eso fue todo, porque me ofrecí como voluntario para entrenar el equipo de fútbol en La Salle y eso me devolvió el inglés”.
El P. José Álvarez, párroco de la iglesia Our Lady of the Lakes, en Miami Lakes, y graduado en 1978, también recuerda con agradecimiento la escuela que le presentó “las realidades que dan forma al mundo, y mis propias capacidades y dirección dentro de ese mundo”, escribió en un mensaje de correo electrónico. Añadió que fue en un ambiente “muy creativo, seguro y divertido”.
El sacerdote describió el carácter salesiano de la escuela como su valor más importante.
“Si bien la escuela es digna de elogio por su desarrollo vanguardista en muchas áreas de la educación, la fi losofía con la que continúa comprometida �de formar a los jóvenes en el espíritu de San Juan Bosco como seres humanos ejemplares a nivel académico, espiritual, pastoral y práctico� es la que le diferencia de las demás. ¿Qué otra escuela cuenta con ese tesoro extraordinario?”
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