By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
En el libro de Eclesiastés del Antiguo Testamento leemos: “Al justo y al malvado los juzgará Dios pues hay un tiempo para toda obra y un lugar para toda acción.” (Eclesiastés 3:17). Fidel Castro se murió. Ahora le toca a él el juicio de Dios que es misericordioso y también justo. Su muerte provoca muchas emociones � dentro y fuera de la Isla. Sin embargo, más allá de todas las posibles emociones, el deceso de esta figura debe llevarnos a invocar a la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad, pidiendo la paz por Cuba y por su pueblo.
“A Jesús por Maria, la caridad nos une.” Que Santa Maria de la Caridad escuche al pueblo y adelante para Cuba la hora de la reconciliación en la verdad, acompañada de la libertad y la justicia. Que, por la intercesión de la Virgen mambisa, los cubanos sepan transitar ese camino estrecho entre el miedo que cede al mal y la violencia que, bajo ilusión de luchar contra el mal, solamente lo empeora. Virgen de la Caridad del Cobre, cúbranos con tu manto!
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