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Breaking News | Tuesday, August 02, 2016

A pesar del c�ncer y la diabetes, sacerdote concelebra Misa con el Papa Francisco

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El P. Silverio Rueda, ya recuperado de su caminata de regreso de la Misa papal el día anterior, señala algunos de los detalles artísticos de la iglesia en Zakopane.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El P. Silverio Rueda, ya recuperado de su caminata de regreso de la Misa papal el día anterior, señala algunos de los detalles artísticos de la iglesia en Zakopane.

CRACOVIA, Polonia | Nada iba a detener al P. Silverio Rueda de concelebrar la Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Francisco.

Ni el dolor por caminar largas distancias. Ni el calor. Ni la humedad. Ni su diabetes. Ni el hecho de que recientemente luchó contra el cáncer. 

Junto con su gran sentido del humor, el sacerdote colombiano llevó su silla de ruedas y a un amigo de la Misión de Santa Ana, en Homestead, Salvador Plasencia, para ayudarlo. Pero, Plasencia no es sacerdote por lo que no tenía las credenciales para acompañarlo a la sacristía, en el Campus Misericordiae.

El P. Rueda no pasó la noche en el campo con los peregrinos de Santa Ana. Él y otro sacerdote que se unió al grupo de Miami, el P. Alejandro López-Cardinale de La Red Nacional Católica de Pastoral Hispana, se reunieron la madrugada del domingo.

Tomaron un taxi, que los llevó hasta la zona detrás del altar, donde más de 4,000 sacerdotes se estaban preparando.

El camino de regreso fue más difícil. Era después de mediodía y el calor era insoportable. Ni taxis ni transporte público estaban disponibles. Caminar era su única opción.

Se movían lentamente, descansando constantemente, pero, en un momento dado, el P. Rueda simplemente no pudo caminar más.

"No sentía ningún dolor, pero mis piernas simplemente no se movían", recordó.

El P. López-Cardinale encontró un policía que los llevó unas 100 yardas adelante, a una de las muchas ambulancias que se alineaban a lo largo del camino de Cracovia al Campus Misericordiae.

El personal médico le frotó un gel en las piernas del P. Rueda. Le pusieron una inyección para el dolor y notaron que su azúcar en la sangre estaba a más de 300.

Le sugirieron que vaya al hospital para estabilizarlo. Pero eso significaría permanecer al menos una noche, y el grupo de Miami viajaba a Zakopane la mañana siguiente.

Olvídenlo, dijeron ambos sacerdotes. Continuaron caminando y finalmente encontraron un taxi, justo cuando estaban llegando al centro de  Cracovia. Caminaron como dos horas y media.

El P. Rueda no asistió a la cena de despedida esa noche con el Arzobispo Thomas Wenski. Cuando llegó al hotel se fue directamente a la cama.

El Arzobispo notó su sacrificio y lo elogió. “Qué modelo de sacerdote, de ser humano, de Católico”, dijo. 

Los peregrinos rezaron por él. Muchos preguntaron cómo estaba.

El P. Rueda puso todas las preocupaciones a descansar la mañana siguiente, cuando presidió la Misa que los peregrinos celebraron en Zakopane. Al final, se tomó el tiempo para hacer de guía turístico � algo que le gusta � y señaló algunas características históricas y artísticas de la iglesia. 

Una peregrina de Santa Ana recordó lo que le dijo cuándo le preguntó más temprano cómo se sentía.
Su respuesta fue: "Me siento 15 años más joven".

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