By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | El sacerdote que predica para el Papa pasó un día en Miami, el 5 de mayo, impartiendo sus palabras de sabiduría a los sacerdotes Arquidiocesanos y a cerca de 700 laicos.
El P. Raniero Cantalamessa, Capuchino Franciscano, ha predicado y dirigido retiros espirituales para tres Papas, uno de los cuales es ahora santo: Juan Pablo II, quien lo designó Predicador de la Casa Papal en 1980. El P. Cantalamessa mantuvo su puesto con el Papa Emérito Benedicto XVI y ahora con el Papa Francisco.
Ante una audiencia de laicos en el Instituto Pastoral del Sur Este para el Ministerio Hispano, SEPI, el P. Cantalamessa decidió poner especial atención a lo que él llamó, el impulso del Espíritu, y hablar del Pentecostés.
"La iglesia necesita un perenne Pentecostés", dijo el P. Cantalamessa.
Predicando sin anotaciones y con un lenguaje simple, el sonriente fraile pasó a analizar la sección de los Hechos de los Apóstoles que describe el Pentecostés: La efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles, y la posterior predicación de Pedro a la multitud.
"Lo que pasó ese día, pasa de nuevo", dijo el P. Cantalamessa. "Tenemos que creer que sigue pasando".
Luego pasó a definir algunos términos, como Espíritu Santo: "el amor personal que hay en la Trinidad entre el Padre y el Hijo", y el bautismo: "Ser sumergido en el amor de Dios".
Entonces, lo que significa ser "bautizado en el Espíritu", y lo que los apóstoles experimentaron en ese primer Pentecostés, fue "una inmersión en el amor de Dios”, dijo el P. Cantalamessa. "Ellos se sintieron sumergidos en el amor infinito de Dios".
"Este éxtasis colectivo, causado por el Espíritu Santo, es lo que dio inicio a la Iglesia", agregó. Movido por esa experiencia, San Pedro proclama el "kerygma", literalmente, el "grito" de la fe Cristiana: que el Hijo de Dios murió y resucitó de entre los muertos para salvar a los seres humanos de sus pecados.
San Pedro no anda con rodeos, dijo el P. Cantalamessa. Él le dice a sus oyentes: Si has pecado, mataste a Cristo. Pero, como San Pablo declara más tarde, si "confiesas con tus labios que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado".
"La evangelización comienza con un reconocimiento de nuestra relación con Jesús resucitado", dijo el P. Cantalamessa. Y "tenemos que aceptar a Jesús como Señor en todo" � no sólo cuando vamos a la Iglesia, también en los negocios, en el trabajo y en la casa.
Refiriéndose a esa imagen, a menudo vista, de Jesús tocando a una puerta, dijo que “el Señor no está tocando para entrar, sino para salir. Jesús quiere salir de donde lo tenemos encerrado”.
“Tenemos que empezar abriendo el cuarto que está en desorden en nuestras vidas,” dijo el P. Cantalamessa. Jesús “no es el adversario. No es el enemigo. Él conoce mejor que nosotros lo que nos hace felices”.
Pero, a pesar de que Dios nos ama incondicionalmente, ese amor “tiene consecuencias,” como se muestra en los Hechos de los Apóstoles. Cuándo la muchedumbre le contesta a Pedro, “¿Qué debemos hacer?” La respuesta de Pedro es: Arrepiéntanse y reciban el Espíritu Santo.
"En la vida de todas las personas hay un evento que determina un 'antes' y un 'después'", dijo el P. Cantalamessa. Para las parejas casadas, ese momento es el día de su boda; para los sacerdotes, es el día de su ordenación. Pero para cada uno � como lo fue para los apóstoles en Pentecostés � debe haber otro momento de antes/después: "el momento cuando nos encontramos personalmente a Jesús" y nos sentimos "sumergidos" en el amor de Dios.
Hoy en día, en los Estados Unidos y especialmente en Europa, "estamos muy cerca de los tiempos de los apóstoles”, señaló el P. Cantalamessa.
Como ellos vivieron en un mundo pre-Cristiano, el mundo de hoy es post-cristiano. Para evangelizar ese mundo, los cristianos modernos no pueden empezar por predicar la doctrina - como ha dicho el Papa Francisco - sino por "seducir" a sus oyentes con el amor de Dios.
"Tenemos que ayudar a la gente a establecer una relación personal con Jesús", dijo el P. Cantalamessa. La fe no puede ser simplemente "un conocimiento abstracto, sino el sentimiento de que somos hijos de Dios".
Más tarde ese mismo día, el P. Cantalamessa habló a más de 500 laicos en la parroquia de St. Timothy, lugar que fue elegido porque SEPI no podía acomodar a la gran cantidad de personas que querían escucharlo.
La mañana estuvo reservada para los sacerdotes de la Arquidiócesis, que también lo oyeron predicar durante una Misa que celebró con el obispo auxiliar Peter Baldacchino.
"Fue el mejor mini retiro que he tenido", dijo el P. Rafael Capó, Escolapio, director ejecutivo de SEPI.
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