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Feature News | Monday, October 19, 2015

El Papa Francisco en Washington D.C.: un viaje por carretera, �qui�n se anima?

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WASHINGTON | Quizás fue la ironía o tal vez la providencia lo que hizo que un grupo de 46 peregrinos de la Arquidiócesis de Miami viajaran para ver al Papa Francisco, en Washington, D.C. en un autobús de una empresa llamada La Cubana.

Ondeando banderas del Vaticano y abrigados para una mañana fresca, los peregrinos de la Arquidiócesis de Miami fueron los primeros en llegar a las cercas que rodeaban la Elipse, en Washington D.C. Pasaron varias horas hasta que el Papa Francisco pasó en su papamóvil.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA| FC

Ondeando banderas del Vaticano y abrigados para una mañana fresca, los peregrinos de la Arquidiócesis de Miami fueron los primeros en llegar a las cercas que rodeaban la Elipse, en Washington D.C. Pasaron varias horas hasta que el Papa Francisco pasó en su papamóvil.

Rosa Vargas ordena los rosarios que llevó para distribuir entre los peregrinos que fueron a apoyar al Papa Francisco. Vargas fue una de los 46 peregrinos que viajaron desde la Arquidiócesis de Miami en autobús para ver y apoyar al Papa Francisco, en Washington, D.C.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA| FC

Rosa Vargas ordena los rosarios que llevó para distribuir entre los peregrinos que fueron a apoyar al Papa Francisco. Vargas fue una de los 46 peregrinos que viajaron desde la Arquidiócesis de Miami en autobús para ver y apoyar al Papa Francisco, en Washington, D.C.

El Papa iba a llegar de Cuba a los Estados Unidos el 22 de septiembre, y los peregrinos seguirían extendiendo simbólicamente ese puente de relaciones entre cubanos y americanos durante su viaje, bajo el lema de “El Amor es Nuestra Misión”, en los Estados Unidos.

Antes de llegar a la capital, los peregrinos soportaron más de 20 horas en el autobús. Su viaje comenzó la mañana del 22 de septiembre, cuando llegaron al Centro Pastoral con sus maletas, mochilas, sillas plegables, almohadas y otros medios de confort y entretenimiento para el largo viaje.

“Ya quiero estar allá. Va a ser un gran viaje lleno de emociones”, dijo Mercy Allen, feligresa de la iglesia St. Sebastian, en Fort Lauderdale. Ésta sería la primera vez que Allen vería al Papa Francisco, y la primera vez que ve a un Papa. En el 2012 fue a Roma con la esperanza de ver a Benedicto XVI, pero no pudo, porque el pontífice estaba en un retiro.

“Va a ser un honor y él va a bendecir a mucha gente, por lo que he estado viendo en las noticias; hay un montón de gente que está yendo. Recién llegados de todas partes que están tan emocionados como yo”, dijo Allen.

Para la compañera de asiento de Allen, Zully Maya, de la iglesia Assumption, en Lauderdale-by-the-Sea, el viaje significaba ver un Papa por quinta vez.

Sus encuentros papales se remontan hasta Pio XII, en 1958, y el más reciente había sido con San Juan Pablo II, en Venezuela. Maya estaba emocionada por añadir un quinto Papa a su lista, y esperaba que los demás compartieran sus emociones.

“Lo siento en mi corazón, y en verdad espero que todo el mundo sienta lo mismo que yo. Y que él nos bendiga a todos, y que aprendamos de este viaje que todavía podemos hacer la paz en el mundo”, dijo Maya.

“La verdad es que en estos últimos tiempos no ha sido fácil entender. La religión es muy importante y hoy tenemos que hacer más, porque cada día se hace más difícil convivir con los demás. Así que intentemos hacer lo que el Papa nos aconseja”.

Amor y rosarios

Con el lema “Amor es nuestra misión” estampado en la espalda de sus camisetas azules, y en las etiquetas de identificación y en otras pertenencias, los peregrinos recordaban fácilmente el propósito de la visita del Papa a los Estados Unidos. El pasar bastante tiempo en oración durante el viaje también les recordó que estaban en una peregrinación, no en un viaje turístico.

Rosa Argentina Vargas, una feligresa de Our Lady of Divine Providence, en Miami, y miembro de la misión Por La Sangre De Cristo, llevó suficientes rosarios para distribuir no sólo a sus compañeros peregrinos, sino también a todas las personas que pudo ver en Washington D.C.

“Se me ocurrió, ya que mi párroco siempre distribuye rosarios; le pedí algunos para distribuir, y él se emocionó”, dijo Vargas.

Los peregrinos rezaron en el autobús el rosario por las intenciones del Papa Francisco, por su salud y su seguridad, así como por un viaje seguro y rápido. Su viaje de toda la noche en autobús concluyó alrededor de las 4:30 a.m., el 23 de septiembre, cuando se bajaron cerca del monumento a Washington, para esperar que pasara el Papa.

Fueron recibidos con casi 70 grados de temperatura �una fría diferencia comparada con los casi 90 grados en Miami, el día anterior.

Serbando Rodríguez y su esposa, Emilia Ramos, de la parroquia St. Joachim, en Miami, se envolvieron cada uno con una bandera: Ramos con la bandera estadounidense, y Rodríguez con la bandera de FC Miami (un club de fútbol).

“En el viaje para ver al Papa hablamos de cómo fue el primer viaje largo que hemos hecho juntos, como marido y mujer”, dijo Ramos. “Estamos muy felices y bendecidos”.

“Me siento muy bien con esta fría espera por el Santo Padre”, dijo María Guadalupe Marín, feligresa de Our Lady of Lourdes, en Miami, mientras esperaba con otros peregrinos a lo largo de la Avenida Constitución.

Debido a que el grupo de la Arquidiócesis llegó a su destino muy temprano, encontraron un lugar en primera fila para ver pasar al Papa.

“Espero al menos hacer contacto visual y verlo”, dijo María Elena Gurdián, una feligresa de Holy Rosary-St. Richard, en Palmetto Bay, que viajó con su esposo, Julio, y sus dos hijas, Claudia y María Eugenia.

“Estoy muy feliz de estar aquí”, dijo Julio Gurdián. “Desde que me enteré que venía, yo quise venir”. 

Horas de ansiedad

Cerca de las 10 a.m., las puertas de seguridad alrededor de la Elipse se cerraron, y los 60 minutos que siguieron fueron los más ansiosos para los peregrinos. Un equipo de cámaras pasó en un camión. Docenas de agentes policiales comenzaron a alinearse en la avenida, a menos de 10 pies uno del otro.

 Entonces, la multitud frente a la Casa Blanca se dispersó �un espectáculo visible para los peregrinos� y la caravana de vehículos de la policía apareció, seguido del Jeep Wrangler blanco que llevaba al Papa Francisco.

Las peregrinas Margaret Noailles (izquierda) y Ann Tan (derecha) reflexionan mientras se ve la Misa de canonización de Fray Junípero Serra en una pantalla gigante, en el National Mall.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA| FC

Las peregrinas Margaret Noailles (izquierda) y Ann Tan (derecha) reflexionan mientras se ve la Misa de canonización de Fray Junípero Serra en una pantalla gigante, en el National Mall.

Cuando dio la vuelta hacia la Avenida Constitución y empezó a dirigirse al lado opuesto de la calle, los peregrinos, desalentados, comenzaron a quejarse. Pero entonces, el papamóvil comenzó a virar a la derecha, dirigiéndose casi directamente al grupo arquidiocesano.

Las personas gritaban y aplaudían, y comenzaron a empujar hacia adelante para tener una mejor vista. Como algunos de los peregrinos más tarde describieron, el Papa Francisco tiene una manera de mirarte directamente sin importar en dónde estés parado, en medio de la multitud.

“Cuando vi pasar al Papa en su pequeño papamóvil justo delante de mí, mi corazón se sintió muy feliz”, dijo Claudia Gurdián. “Mis ojos se llenaron de lágrimas y lloré cuando besó a un bebé de la multitud. Todos a mí alrededor estaban felices, incluyendo a mis padres. Fue una grata sensación”.

El momento duró menos de un minuto, pero ver al Papa Francisco a menos de 50 pies valió muchísimo para todos los que habían viajado desde tan lejos.

Después, los peregrinos tuvieron tiempo libre para explorar la ciudad, aventurándose a los museos y monumentos cercanos. Por la tarde, se reunieron en el National Mall para ver en pantallas gigantes al Papa Francisco celebrar la Misa de canonización de San Junípero Serra, en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción.

El escenario de cientos de peregrinos sentados al aire libre, algunos en la hierba y otros bajo la sombra de los árboles, recuerda al de los peregrinos que hace miles de años se sentaron y escucharon a Jesús al proclamar la Palabra de Dios.

Serafina: “Una inspiración”

Los peregrinos de Miami sostienen su cartel para el Papa Francisco antes de su arribo a los jardines del lado  oeste del Capitolio estadounincence.

Fotógrafo: MONICA LAUZURIQUE | FC

Los peregrinos de Miami sostienen su cartel para el Papa Francisco antes de su arribo a los jardines del lado oeste del Capitolio estadounincence.

Los peregrinos de la Arquidiócesis se despertaron otra vez temprano, el 24 de septiembre, para apoyar al Papa Francisco en su discurso ante el Congreso.

Con entradas de color rojo que les permitieron el acceso a la parte oeste de los jardines, al frente del Capitolio, se establecieron allí, alrededor de las 6 a.m., con otros tantos cientos.

Mientras esperaban al Papa Francisco, algunos hablaban, otros tomaban fotos de los vibrantes azules, rosas y morados del amanecer que salía detrás de la cúpula del Capitolio.

Una peregrina, Serafina Gutiérrez, de 75 años, natural de Colombia, cuya hija hizo posible que fuera en la peregrinación, de algún modo se separó del grupo. Se produjo un breve momento de pánico cuando nadie podía encontrarla. Eventualmente, ella llamó y dijo que había encontrado un lugar más cerca a las pantallas gigantes, en una zona para discapacitados.

Roberto Aguirre, un peregrino que trabaja en el Tribunal de la Arquidiócesis, expresó su asombro por la determinación de Gutiérrez.

“A su edad, con un bastón, caminar, estar en un autobús por 20 horas� Esperar después del autobús, por siete horas. Ella estaba feliz de estar allí”, dijo. “Pensamos que se había perdido; pero no, para ella, nosotros estábamos perdidos. Ella nos inspiró, porque si pensamos que éramos los que se sacrificaban, ella realmente se sacrificó. Había muchos ancianos con nosotros que se sacrificaron”.

Un amigo de casa

Mons. Terence Hogan (derecha) con suerte encontró a los peregrinos de la Arquidiócesis de Miami en medio de la multitud, detrás del Capitolio. Aquí, él posa con el obispo Fernando Isern (izquierda) frente al Capitolio.

Fotógrafo: CRISTINA CABRERA| FC

Mons. Terence Hogan (derecha) con suerte encontró a los peregrinos de la Arquidiócesis de Miami en medio de la multitud, detrás del Capitolio. Aquí, él posa con el obispo Fernando Isern (izquierda) frente al Capitolio.

Increíblemente, entre la multitud de miles, los peregrinos se encontraron con Mons. Terence Hogan, decano de la Facultad de Teología y Ministerio de la Universidad St. Thomas, en Miami Gardens, y oriundo de Washington, D.C. Mons. Hogan llegó el 22 de septiembre para las fi estas, vio el recorrido del Papa Francisco varias veces con su familia, y luego se encontró con los seminaristas de Miami que se hallaban en la basílica durante la Misa papal.

Mons. Hogan se maravilló de la destreza del Papa Francisco “para unir a la gente”.

“La gente que está acá vino sólo para estar juntos, increíblemente”, dijo Mons. Hogan. “Su espíritu de atraer personas y el espíritu de reconciliación, todo lo que se dice [de él]. La misericordia ha motivado a la gente aquí en esta ciudad y son muy amables y todos se llevan bien”.

Los miles de personas que se reunieron en los jardines del Congreso, hicieron silencio cuando el Papa Francisco comenzó su discurso con las emblemáticas líneas del himno nacional: “En la tierra de los libres y el hogar de los valientes”.

Tres pantallas gigantes televisaron su discurso, en el que habló sobre el fundamentalismo, la libertad religiosa, la inmigración, la defensa de la vida humana y el medio ambiente. También honró la memoria de Abraham Lincoln, Martin Luther King, Jr., Dorothy Day y Thomas Merton por su compromiso en lograr un muy necesario cambio en Estados Unidos.

Los peregrinos de Miami tocan el crucifijo bendecido por el Papa Francisco durante la Misa de canonización que se celebró en la Basílica de la Inmaculada Concepción.

Fotógrafo: ROBERTO AGUIRRE | FC

Los peregrinos de Miami tocan el crucifijo bendecido por el Papa Francisco durante la Misa de canonización que se celebró en la Basílica de la Inmaculada Concepción.

Durante su discurso, los peregrinos de Miami tomaron momentos privados para arrodillarse en oración, ya fuera por sus propias intenciones o por las del Papa Francisco. Su saludo desde el balcón del presidente de la Cámara, John Boehner, fue una simple petición: “Les pido a todos que, por favor, oren por mí. Y si entre ustedes hay algunos que no creen o no pueden rezar, les pido, por favor, que me deseen cosas buenas”.

Antes de regresar a casa, los peregrinos de Miami se embarcaron en una última misión: ver la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, la iglesia católica más grande en América del Norte, y una de las 10 iglesias más grandes del mundo.

No sólo la vieron, sino que también captaron la imagen del Cristo que se utilizó durante la Misa de canonización, un día antes. Terminaron su estancia en Washington, D.C., celebrando una Misa en la capilla bizantina rutena, localizada en la parte inferior de la basílica.

“Esto es hermoso, porque hoy es el día de la fiesta de Nuestra Señora de la Misericordia”, dijo el Obispo Fernando Isern. “A través de esta hermosa peregrinación, con muchas horas en ese autobús y horas de pie y esperando, hemos ganado realmente el espíritu de misericordia”. 

El Obispo Isern toma el autobús

WASHINGTON, D.C. | Pudo haber volado y haberse sentado entre sus compañeros obispos. Pudo haber disfrutado de una manera mucho más cómoda de viajar y ver al Papa Francisco, en Washington, D.C.

Pero el obispo Fernando Isern, un sacerdote de Miami que ahora es el Obispo Emérito de Pueblo, en Colorado, optó por tomar el autobús como parte de un grupo de 47 peregrinos de Miami.

Para él, soportar el viaje de 20 horas en autobús, significaba hacer exactamente lo que el Papa Francisco le pide a sus sacerdotes: ser pastores "con olor a ovejas".

"La experiencia de la peregrinación es importante y ha sido una experiencia maravillosa", dijo el Obispo Isern mientras esperaba entre otros miles, en los jardines del Capitolio, el mensaje del Papa al Congreso.

"He visto la fe de la gente y he sido testigo, y he sentido la presencia del Santo Padre", dijo. "Queremos hacerle saber que lo amamos y que los Estados Unidos lo han recibido con mucho amor y con los brazos abiertos”.

"Formar parte de esa recepción ha sido un poco agotador", admitió el obispo, "pero ha valido la pena".

 



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