By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
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Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
El Arzobispo Wenski y otros obispos que acompa�an la peregrinaci�n celebran la misa.
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Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
El Arzobispo Wenski durante la celebraci�n de la misa en la Catedral de la Habana.
En nombre de todos, quisiera agradecer a su Eminencia, el Cardenal Ortega, por haber hecho posible esta Misa en la Iglesia madre de la Arquidi�cesis de la Habana. Las piedras de esta catedral han visto a trav�s de los siglos el desarrollo de la historia de Cuba - con todas sus luces y sus sombras. Y estas piedras testificar�n en los a�os venideros el futuro desarrollo de la historia de Cuba y su pueblo. Llegamos aqu� como peregrinos a rezar - como dijo el Beato Juan Pablo II en su visita de hace 14 a�os - que los cubanos sean los protagonistas de su propia historia; oramos para que el pueblo cubano, inspirado por la Palabra de Dios y los valores de su herencia cristiana que ha dado forma a su identidad por m�s de 400 a�os, construya un futuro de esperanza.
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Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
El Arzobispo Wenski entra en la Catedral de la Habana para la celebraci�n de la misa.
Los condenados a morir, nos dice Jes�s en el Evangelio de hoy, son los que mueren en sus pecados por que se rehusaron a reconocerlo como el "Yo soy" de la historia humana. En la fiesta de ayer, de la Anunciaci�n, cuando el Verbo se hizo carne, Jes�s se revela como el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre. Como el Papa dijo ayer en Santiago de Cuba, Dios nos cre� como fruto de su amor infinito; por lo tanto, vivir de acuerdo con su voluntad es el camino para encontrar nuestra verdadera identidad, y la verdad de nuestro ser - mientras que, separados de Dios, estamos alienados de nosotros mismos y arrojados al vac�o. La obediencia de la fe es la libertad verdadera, la redenci�n autentica que nos permite unirnos al amor de Jes�s y en su determinaci�n de conformarse totalmente a la voluntad del Padre. Como el Papa dijo ayer: "Cuando se excluye a Dios de nuestras vidas, el mundo se vuelve un lugar hostil para el hombre y frustra la vocaci�n verdadera de la creaci�n que es ser un espacio para la alianza, para el S� al amor entre Dios y la humanidad".
Jesucristo cumple el deseo del coraz�n humano que es que el mundo se convierta en un hogar digno de la humanidad. Para que el mundo se convierta en un hogar digno del hombre no puede cerrarse a la transcendencia, no puede cerrarse a Dios y a la vocaci�n que cada hombre y cada mujer tiene que vivir con Dios y no solamente en el momento presente pero para toda la eternidad.
El materialismo ideol�gico representado en este pa�s y en aquellos pa�ses del bloque sovi�tico, neg� la transcendencia del ser humano, neg� que el hombre exist�a para algo m�s que simplemente morir un d�a. Como el Papa coment� en su vuelo a M�xico, el Marxismo es una ideolog�a ya gastada. Aunque la prensa se sorprendi� por sus palabras, el arzobispo Dionisio Garc�a, de Santiago de Cuba dijo: con estas palabras el Papa no dijo nada que no supi�ramos aqu� en Cuba.
Pero a la vez que Cuba espera una transici�n, el Papa y la Iglesia cubana quieren una transici�n que sea digna del ser humano, digna del cubano. Salir de un materialismo ideol�gico para caer luego en un materialismo practico como en muchas sociedades del occidente, no ser� tampoco digno del hombre. La iglesia desea un aterrizaje suave, pero un aterrizaje que se abre a un futuro de esperanza. Como el Santo Padre escribi� en su enc�clica, Spe Salvi, un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza, un mundo sin futuro. A los que est�n embriagados por el amor al poder, la Iglesia da un testimonio de esperanza; quiere proponer al mundo y al pueblo cubano el poder del amor.
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Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC
Peregrinos de Miami y parroquianos cubanos aplauden la homil�a del Arzobispo Thomas Wenski en la Catedral de la Habana.
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Manuel Pelaez,MA
ASESOR ADULTO DE PASTORAL MIAMI