By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | El P. Fenly Saint-Jean tuvo una última
oportunidad para cambiar de opinión.
Su tío el P. Kidney Saint-Jean, como parte de la procesión de sacerdotes al
pasar junto a él para tomar su lugar en el santuario para la Misa de
ordenación, dijo que le pregunto a su sobrino: "¿Estás seguro? ¿Estás
listo?"
"Él dijo 'Sí", recontó el experimentado sacerdote, párroco de la
parroquia Our Lady Queen of Heaven, en North Lauderdale.
De algún modo, fue una repetición de una conversación que ambos tuvieron hace
más de una década atrás, antes de que el joven Saint-Jean, ahora de 29 años,
terminara la escuela secundaria. En esa oportunidad, acababa de decirle a su
tío que quería ser sacerdote.
"Le pregunté, '¿Estás seguro?'“, recordó el P. Kidney Saint-Jean. Le
aconsejó a su sobrino volver a Haití, terminar sus estudios y regresar a Miami,
y luego "Veremos qué se puede hacer".
Lo que sucedió, fue la obra del Señor, no sólo
para el P. Fenly Saint-Jean, sino también para otros dos � el P. Iván Rodríguez
y el P. Matías Hualpa � quienes también se levantaron de sus bancas el 24 Mayo
y respondieron "presente" al llamado de la Iglesia.
Unos minutos más tarde, el Arzobispo Thomas Wenski impuso las manos sobre
ellos, invocando al Espíritu Santo y ordenándolos sacerdotes de la
Arquidiócesis de Miami.
Dentro de una habitación donde no cabía más gente, en la Catedral St. Mary, los
nuevos sacerdotes estuvieron rodeados de sus familiares, que viajaron de sus
países de origen � Haití y Argentina � para estar presentes en la ceremonia
emotiva y llena de tradiciones. También asistieron representantes de las comunidades
que inspiraron y nutrieron sus viajes al sacerdocio: el Camino Neocatechumenal,
en el caso del P. Rodríguez y el Movimiento Schoenstatt, en caso del P. Hualpa.
"Encontró su vocación en nuestro Santuario", dijo la hermana Miriam
López de las hermanas de María de Schoenstatt, quien trabaja en el Santuario en
Homestead. "Estoy muy feliz de estar aquí", agregó.
"Lo que Dios quería sucedió", dijo Sebastián Rodríguez, de 32 años,
hermano del P. Rodríguez, de 29 años.
Los tres hermanos Rodríguez se unieron al Camino Neocatecumenal cuando eran adolescentes, siguiendo los pasos de su madre. Hasta que finalmente, su padre se unió también.
"Nunca hubiera imaginado nada de lo que estoy viviendo. Porque Dios no estaba en mis planes", dijo Rosario Rodríguez. Pero gracias al Camino Neocatecumenal, "hemos podido experimentar que Dios es quien nos ha elegido".
"Él quería que fuera un jugador de fútbol", dijo del sueño de su esposo, Luis para su hijo. "Pero, el Señor lo llamó a la Iglesia, para escribir una historia de salvación para toda la familia".
“No lo podíamos creer”, dijo Mariela Hualpa de Alonso, de la decisión de su hermano de entrar al seminario, después de una prominente carrera como ingeniero de sistemas con la IBM y American Express. “Le dijimos que no se acostumbraría. Él dijo que había intentado de todo y nada le hacía feliz. Estaba seguro de que esta era su vocación”.
“Nos sorprendimos”, coincidió Lilia Posleman, madre del P. Hualpa. “Pero después, vimos que era lo mejor para él y que estaba feliz”.
Feliz hasta las lágrimas, cuando bendijo a sus familiares y amigos después de la ceremonia.
“Cuando bendije a mi familia, estaba muy emocionado”, confesó el P. Hualpa, de 40 años. Dijo que, debido a que viven en Argentina, no habían podido ser realmente parte de su proceso de formación. “Tenerlos aquí (hoy) es una gran bendición”.
"Siento una gran emoción", dijo María Moreno de Jaime, prima del P. Hualpa. Su familia lo introdujo al movimiento de Schoenstatt, y el P. Hualpa es padrino de su hijo.
"Estoy muy agradecida a Dios por darnos a Matías, que es como un hermano", dijo. "Sólo le pido a Dios que lo bendiga y lo proteja siempre".