By Ana Rodriguez Soto - The Archdiocese of Miami
MIAMI | El P. Fernándo Hería, actual rector de la Ermita de la Caridad, recordó al Cardenal Jaime Ortega por medio de sus propias palabras, las que dijo durante su visita a la Ermita en mayo de 1995:
“... Cuando en años pasados parecía que la historia de la fe en Cuba se había interrumpido, que el ateísmo con su sombra opaca cubría los corazones, en el Santuario de El Cobre esa historia continuaba y sus protagonistas seguían siendo los mismos: nuestro pueblo y la Virgen de la Caridad.
“Por eso no es extraño que haya una ermita dedicada a la Virgen de la Caridad en Miami, y que haya una iglesia o parroquia con especial devoción a la Virgen de la Caridad dondequiera que hay un grupo significativo de cubanos. Como el Santuario de El Cobre en nuestras montañas orientales, todo templo católico que congrega a los cubanos para rendirle culto a la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, debe estar marcado por el signo del amor, título con el cual Dios entregó a María al pueblo cubano.
“A esta ermita acuden los cubanos que llegan a estas tierras: también ella puede contar la historia del pueblo cubano de este lado del mar, ese mar que se torna amenazador en los huracanes e inmenso e interminable cuando tantos hermanos nuestros se han lanzado a cruzarlo.
“¡Cuántos testimonios del corazón recoge aquí la Virgen de la Caridad de quienes rezaron agradecidos a sus plantas por haber llegado! ¡Cuántas oraciones desoladas y tristes de las familias de Cuba y de acá ha recibido la Virgen por quienes perecieron en el fatal intento...!”
El Cardenal concluyó sus palabras con una oración, escrita por él mismo, que termina así:
“Madre de todos los cubanos, cuando este mar se agite y se vuelva amenazante, levanta los ojos de nuestros corazones hasta ti y muéstranos a Jesús, el fruto bendito de tu vientre que traes en brazos.
“No dejes nunca que el estruendo de las olas traicioneras de las pasiones nos impida escuchar la voz de tu Hijo, que nos repite siempre el mismo mandato: Ámense unos a otros como yo los he amado.
“Llámanos la atención como madre buena, vuelve a darnos tu consejo de Caná: ‘Hagan lo que Él les diga’ para que llegue el tiempo de la reconciliación y de la paz para Cuba y para todos los cubanos.
“Virgen de la Caridad, ruega por nosotros. Amén.”
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