Barry y yo
Monday, November 2, 2015
*Sr. Linda Bevilacqua OP
En septiembre dimos inicio a una celebración del 75to aniversario de Barry University. Estamos planificando muchas actividades, se están restaurando fotografías históricas, y se han grabado las historias orales de algunas de nuestras Hermanas Dominicas de Adrian.
A través de la narración personal, estamos ilustrando el impacto perdurable, trascendental y positivo que Barry ha tenido en las personas, las comunidades civiles y religiosas, nuestra nación y nuestro mundo.
Todos estos preparativos me hicieron recordar mi propia vida, la manera intermitente en que durante casi 30 años, mi historia y la de Barry se han entrelazado. Desde que tenía 17 años y Barry tenía 18, mi alma mater y yo hemos estado en una relación; me ha formado y ha formado la jornada de mi vida de manera significativa. Creo que no hay accidentes en la providencia de Dios, así que me parece que el College y la Universidad de Barry y yo estábamos destinados a conocernos.
Aunque mi educación universitaria en el entonces Barry College para Mujeres me preparó para ser una maestra competente, el impacto más significativo fue el encuentro con las Hermanas Dominicas de Adrian. Las vi como mujeres de la Iglesia muy educadas, fuertes, comprensivas y fieles, de quienes emanaba una alegría palpable.
Estaban comprometidas con ayudar a "las muchachas de Barry" a madurar y convertirse en "mujeres valerosas". Me motivaron a desarrollarme como una estudiante erudita y líder. Además de respetar y admirar a las religiosas, sentía cariño por muchas de ellas, pero no tenía ningún deseo de ser una de ellas – hasta mi último año, cuando supe que el Espíritu de Dios me llamaba. Después de mi graduación en junio de 1962, me uní a la congregación.
Barry y yo nos encontramos de nuevo en 1969, cuando regresé por nueve años. Tuve el privilegio y el placer de trabajar y aprender de dos de mis predecesoras, la Hermana Dorothy Browne, primera presidenta residente de Barry, y la Hermana Trinita Flood, que había sido mi decana académica. (Como estudiante, también había conocido a nuestra primera presidenta, la Madre Gerald Barry.)
Con el apoyo de las hermanas, dejé a Barry para hacer un doctorado en la Universidad Estatal de Michigan. Después de su elección como quinta presidenta de Barry, la Hermana Jeanne O'Laughlin me animó a regresar. Una vez más y hasta 1986, las realidades de Barry, los colegas, los estudiantes y la Hermana Jeanne contribuyeron a mi desarrollo personal y profesional.
Pasamos rápidamente a 2004, cuando Barry y yo nos reunimos una vez más. Como sexta presidenta de Barry, agradecida por las riquezas que he recibido a lo largo de los años, respeto y honro el pasado de mi querida alma mater – una historia espléndida, sorprendente e impactante.
Oro para que, al vivir y trabajar fielmente en el presente, el profesorado, el personal y yo aseguremos el futuro vibrante de la institución, de modo que miles de estudiantes sean transformados por la educación y su inmersión en la comunidad, la misión, y los compromisos fundamentales de Barry.
Gracias a Dios por Barry, por sus hermanas y frailes dominicos, por los profesores, personal, fideicomisarios, benefactores y graduados. Barry podrá estar celebrando 75 años, pero todavía queda una historia más emocionante e impresionante por hacer.
Comments from readers