By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
Cuando era un joven seminarista, antes de despedirnos para el receso del verano, el rector nos advertía: “Jóvenes, recuerden que no hay vacaciones de la vocación”. Era un consejo sabio; después de todo, éramos seminaristas aun cuando estuviéramos lejos del ambiente estructurado del seminario, con sus horarios fijos para la oración y la Misa diaria. Me parece que éste es un consejo sabio para todos los católicos, al planificar las vacaciones que nos llevarán lejos de nuestros hogares y parroquias. No puede haber vacaciones de nuestra vocación fundamental a la santidad. La fidelidad a la asistencia a Misa está vinculada de manera inextricable a esa vocación.
Cuando era obispo en La Florida central, me sentía edificado por aquellos católicos que iban a las muchas atracciones del área y buscaban la Misa dominical aunque estuvieran lejos de sus hogares. La basílica santuario de Mary, Queen of the Universe (María, Reina del Universo) todavía recibe a miles de visitantes cada semana. Los sacerdotes del santuario prestan un servicio importante a estos turistas, al ofrecerles el sacramento de la reconciliación y la oportunidad de participar en la Misa dominical. (Y cuando yo tenía la oportunidad de celebrar la Misa allí, con frecuencia encontraba a muchos de ustedes, del sur de La Florida, en la Misa dominical.)
Aunque no haya un santuario como Mary, Queen of the Universe en el lugar donde vayamos de vacaciones, también debemos hacer un esfuerzo por garantizar nuestra asistencia a la Misa dominical. La participación en la Eucaristía dominical es obligación de todo católico practicante, y las vacaciones no nos dispensan de este encuentro semanal con Cristo en el santo sacrificio de la Misa, ya que es a través de estos encuentros sacramentales con el Señor como crecemos en la gracia necesaria para ser fieles a nuestra vocación bautismal a la santidad.
Quizás no sea fácil encontrar un lugar para asistir a la Misa mientras estemos lejos del hogar, pero con la planificación anticipada, por lo general podemos encontrar una en cualquier lugar que visitemos. En www.masstimes.org se ofrecen los horarios de las Misas en las parroquias de todos los Estados Unidos. Además, casi todos los lugares turísticos ofrecen información sobre la iglesia católica más cercana.
Como católicos, no sólo somos miembros de nuestra propia parroquia; también somos miembros de la Iglesia universal y, por lo tanto, cuando nos reunimos con otros católicos para celebrar el gran misterio de nuestra fe, que es la santa Misa, nunca somos desconocidos. Las vacaciones son un tiempo de descanso, digamos que es un tiempo para cargar nuestras baterías. Pero, al aprovechar nuestros días de vacaciones para pasar tiempo con nuestros seres queridos y descansar de todas las exigencias y rutinas del trabajo, no descuidemos “descansar en el Señor” durante el día en que conmemoramos su amor por nosotros, en la Eucaristía dominical.
Si tomamos nuestro compromiso cristiano en serio, no podemos dejar de recargar nuestras baterías espirituales en el acto central de nuestro culto, la fuente y la cumbre de toda la vida cristiana: la Misa. Nunca debe haber vacaciones de nuestra vocación.
El Arzobispo Wenski está de vacaciones. Le gusta publicar esta columna todos los veranos.