By Archbishop Thomas Wenski - The Archdiocese of Miami
Nos interesa saber quiénes somos y de dónde venimos. Así, en los últimos años, debido a los avances en genética y a la amplia disponibilidad de pruebas de ADN, las genealogías han vuelto a ser populares. Muchas familias están descubriendo sus árboles genealógicos gracias a las pruebas de ADN, y a empresas como Ancestry.Com. La serie de PBS protagonizada por Henry Louis Gates, "Finding your roots" (Descubriendo sus raíces), examina minuciosamente archivos de registros públicos para brindar a las celebridades nuevas perspectivas sobre su pasado, y nos entretiene mientras lo hace.
El Evangelio de Mateo comienza con una genealogía de Jesús. La traducción Nacar-Colunga nos da una serie de “engendramientos”, comenzando con Abraham, quien “engendró” a Isaac, y terminando unos 16 versículos después con Jacob, quien “engendró” a José, “el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.”
Fotógrafo: Noris Capin
Ataviada en el color del Adviento, María, Llena de Gracia, nos anuncia la Navidad, el nacimiento del Niño que será alegría para todos los pueblos y los seres humanos, en esta pintura sobre acrílico de nuestra colaboradora y amiga, Noris Capín.
Las pruebas de ADN no estaban disponibles para Mateo, pero, puesto que Mateo está estableciendo el "árbol genealógico" de Jesús a través de José, una prueba de ADN no habría sido útil, ya que Jesús nació de una Virgen "que no conoció varón".
Sin embargo, de una manera muy concreta pero poética, Mateo nos da el árbol genealógico de Jesús. Esta presentación del árbol genealógico de Jesús ofrece una especie de visión telescópica de la obra redentora de Dios, que culminaría en el nacimiento del Verbo hecho Carne.
El árbol genealógico de Jesús, sin duda como el nuestro, tiene bastantes secretos y sorpresas. Incluso una familiaridad pasajera con los antepasados de Jesús nos recuerda que la vida puede ser complicada. Consideremos al rey David, solo para citar a uno de los antepasados de Jesús: Dio muerte a Goliat, fue un gran rey, el destinatario de una gran promesa de Dios; pero también fue un adúltero y un asesino. Tal vez no sea de extrañar que Jesús pudiera sentirse “en casa” con pecadores y recaudadores de impuestos. Mateo no “borra con aerógrafo” a nadie entre la ascendencia de Jesús. El árbol genealógico de Jesús, como el nuestro, es una mezcla de personajes santos y no santos, o de personajes que a veces son santos y, a veces, no tanto.
La lista de la genealogía de Jesús ofrecida por Mateo puede parecer aburrida, pero nos recuerda que nuestra fe cristiana no se basa en una idea, una ideología o una filosofía; nuestra fe cristiana no es simplemente un código moral al que nos vinculamos; nuestra fe cristiana se basa en un evento que ocurrió en el tiempo y el espacio; nuestra fe cristiana se basa en un encuentro, un encuentro con una persona: Jesucristo.
Este evento afecta toda nuestra vida y la transforma por completo. En Navidad, nosotros también encontramos nuestras “raíces” y descubrimos quiénes somos, de dónde venimos y, lo que es más importante, hacia dónde vamos. Este encuentro con Jesucristo, por supuesto, exige de nosotros una respuesta: es una respuesta que se da en la fe en el bautismo, y se vive en la amistad con Jesucristo.
Nuestras navidades pueden ser “agridulces” como lo fue aquella primera navidad, cuando Cristo nació en un establo porque no había lugar para él en la posada. Sin embargo, los ángeles proclamaron en una fría noche de invierno: “Alegría al mundo”. El secreto de ese gozo no se encuentra en una vida libre de adversidades, sino en saber que Dios está cerca y que somos amados por el Señor. Esta alegría no disminuye, sino que crece cuando convertimos nuestra vida en dones que, por el amor de Dios, compartimos con los demás.
¡Feliz navidad!
