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Feature News | Tuesday, December 16, 2014

¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!

Réplica de la imagen que se venera en el pueblo de El Viejo.

Photographer: RAUL LEON | LVC

Réplica de la imagen que se venera en el pueblo de El Viejo.

MIAMI | La fiesta de La Gritería es una tradición muy antigua en Nicaragua para rendir homenaje a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona nacional de ese país. La fiesta se celebra los días del 6 al 8 de diciembre. Estos tres días son precedidos por una novena, que se extiende desde el 29 de noviembre hasta el 7 de diciembre.

Es una tradición que nace con la llegada de Pedro Alonso Sánchez de Cepeda y Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús (fundadora de la Orden de las Carmelitas Descalzas), a Nicaragua, al puerto de El Realejo, con la imagen de la Virgen en su advocación de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, que de allí se trasladó al pueblo de Tezoatega (hoy llamado El Viejo). Los indígenas de la localidad, con el cacique Agateyte al frente, no quisieron que se la llevaran de allí, por lo que don Pedro la dejó en El Viejo al abandonar el país.

Hoy, la venerada imagen, que es una muñequita sevillana muy hermosa y con cara juvenil, permanece en esa localidad, en una basílica menor que es el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de María en Nicaragua.

En el primer día del triduo se celebra una Misa matinal y se efectúa el “lavado de la plata”, que no es otra cosa que limpiar y pulir todos los adornos de la Virgen en el atrio de la iglesia, como símbolo de preparación para la fiesta de la Purísima. El “lavado” no sólo es un gesto exterior, sino también interior, de purificación de nuestro corazón, de limpieza de todos los pecados por medio de la confesión, pues, así como se limpia la plata para adornar a la Virgen, se quiere adornarla también con almas limpias.

El segundo día comienza la celebración de La Gritería en toda Nicaragua. La fiesta se inicia a las 6 de la tarde, cuando el obispo lanza desde la catedral, a través de la radio y de los medios de comunicación, el primer grito de: “¿Quién causa tanta alegría?” A lo que todos responden: “La Concepción de María”.  

En ese momento rompen a sonar los fuegos artificiales y los petardos, y los fieles visitan las casas de familiares, amigos o cualquier otra persona que haya levantado un altar en honor a la Virgen Santísima. Los visitantes repiten el grito tradicional como saludo al llegar a estos hogares y, después de rezarle y cantarle a la Virgencita ante su imagen, los dueños de casa brindan a los recién llegados lo que se conoce por “la gorra”, que no es otra cosa que dulces, cañas, frutas, comidas, imágenes, rosarios, etc., como agradecimiento por la visita a la Virgen.

Y así sucede en todas las casas. Todo esto viene acompañado de mucha pólvora, mucha música, mucho jolgorio. Y todo ello sucede como vigilia, en espera del día de la Inmaculada.

El día 8, en la mañana, se celebra la Misa solemne de la patrona de Nicaragua. Para el nicaragüense es muy importante la figura de la madre en el hogar, y esto se extiende al plano religioso; por eso el “nica” es muy devoto de la Inmaculada Concepción, y en ella celebra a la Madre de todos los hogares.

 

Aquí en Miami, la comunidad nicaragüense también ha mantenido esta tradición de La Gritería. La primera comunidad de la Arquidiócesis en celebrarla fue la parroquia de La Divina Providencia; después se ha extendido a todas aquellas comunidades en donde participan nicaragüenses, como, por ejemplo, las parroquias de Mother of Christ, St. Agatha, St. Agnes en Key Biscayne, etc.

 

Pero en la fiesta no sólo toman parte católicos de Nicaragua, sino que se han sumado creyentes de otras nacionalidades, que se unen para rendir culto a nuestra Madre del cielo.

 

En los salones parroquiales, o en otras áreas aledañas, se coloca la venerada imagen, y a ella le cantan, le recitan poemas, le rezan… Y a los participantes se les ofrece frutas, vigorón (yuca con chicharrón y repollo), un plato típico de Nicaragua, pasteles de piña y otras golosinas, para festejar en familia la presencia de la Madre de todos.

 

Esta fiesta, quizás, es el mayor aporte cultural y religioso que haya hecho la gran comunidad de nicaragüenses exiliados a la Arquidiócesis de Miami y a todo el Sur de La Florida.

 

Y la celebración se ha extendido a otras ciudades de los Estados Unidos: en Los Ángeles, San Francisco, Washington, etc., también se escuchan las Griterías.

Con nuestro agradecimiento al P. Marcos Somarriba, párroco de St. Agatha.

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